Probablemente no hace falta decir que el amor de los padres es esencial para el bienestar de los niños. ¿Es de extrañar que el primer ingrediente que todo niño necesita para tener éxito sea el Elemento del Apoyo familiar? (Mencionado en el conjunto de 40 elementos esenciales del Instituto Search).
Definen este elemento afirmando que todo niño necesita altos niveles de amor y apoyo. Sin embargo, la vida familiar se complica. Los padres de familia a menudo están ocupados, dispersos y cansados, y muchos de nosotros nos sentimos culpables cuestionando si estamos criando bien a nuestros hijos. ¿Le estoy dando a mis hijos el amor que necesitan? nos preguntamos.
Dice el refrán que la palabra “amor” los niños la deletrean como “T-I-E-M-P-O”. Tan cierto, pero a menudo tan desafiante. Nuestros estilos de vida frenéticos y activos entran en conflicto con el tiempo que nuestros hijos realmente necesitan para sentir nuestro amor.
A lo largo de mis años trabajando con familias, he aprendido que el auténtico amor de los padres nunca es una garantía. Es más, muchos padres llenos de culpa pueden malinterpretar el tipo de amor que necesitan sus hijos, tratando de recuperar el tiempo perdido al no imponer límites y expectativas adecuadas.
La buena noticia es que el amor paterno y materno auténtico es una habilidad que podemos aprender. Comienza cuando nosotros comprendemos los claros beneficios que reciben nuestros hijos cuando viven en un hogar donde «amor» se deletrea verdaderamente «T-I-E-M-P-O»:
El amor es una necesidad física para los niños. Cuando nuestros hijos reciban y aprendan a dar amor, no tendrán tanta sed de amor de personas ajenas a la familia. El amor auténtico de los padres y miembros de una iglesia, sinagoga o parroquia local ayudará a los niños a desarrollar una identidad como personas amadas por Dios y por los demás. Y a su vez, se verán a sí mismos como personas que tienen la capacidad y la responsabilidad de compartir ese amor con los demás.
Una investigación de la Universidad de Washington en St. Louis, Missouri, ha demostrado que el amor de madre ayuda a que el cerebro de su bebé crezca hasta el doble que el de un bebé abandonado. Se descubrió que los niños en edad preescolar que recibieron amor y cariño de sus madres tenían más crecimiento en el hipocampo, la parte del cerebro involucrada en el aprendizaje, la memoria y la respuesta al estrés. Este crecimiento temprano puede tener un efecto significativo en su desarrollo más adelante en la niñez. «Es vital que los niños reciban apoyo y cariño durante esos primeros años», dijo la autora principal, la Dra. Joan Luby.
Los niños y niñas a los que he asesorado a lo largo de los años tienden a tener más confianza en sí mismos y a experimentar una mayor autoestima cuando sienten un amor genuino e incondicional de sus padres. Estos niños aprenden a disfrutar los momentos y las experiencias de la vida en lugar de preocuparse por lo que les depara el futuro. Estar hiperconcentrado en el futuro puede crear un estrés paralizante. Pero los entornos familiares donde el amor se demuestra con frecuencia, donde los miembros de la familia disfrutan auténticamente de la vida juntos, preparan a los niños para enfrentar con valentía todas las preguntas que el futuro pueda traer.
Los niños de hogares amorosos tienden a aprender mejor a adaptarse. El amor de los padres les da a los niños las raíces necesarias para desarrollar la resiliencia y la perspectiva para enfrentar las dificultades de la vida. Los niños son más capaces de aprender a ser perseverantes, a tener autocontrol y a tener paciencia cuando reciben palabras auténticas, alentadoras y de apoyo de sus padres.
El verdadero amor de los padres de familia significa ayudar a los niños a apreciar las reglas y los límites. Y esto vale la pena en la vida de nuestros hijos. A los niños les gustan las reglas, ¡en realidad las aman! Las respetan y las hacen cumplir en el patio de recreo, se sienten seguros cuando las tienen, y se sienten amados cuando recuerdan esos momentos de guianza con sus padres de familia. A veces las emociones de un niño se interponen para aceptar las reglas de sus padres; debido a que su, a menudo egoísta, deseo de gratificación inmediata le impide ver con claridad. Pero incluso si no lo admiten, los niños prosperan en un hogar con límites amorosos y claramente definidos.
El amor de los padres puede ser transformador para usted y sus hijos. Pero es un esfuerzo que siempre puede mejorarse y refinarse. El amor de un padre está lleno de errores y contratiempos, pero es el pegamento esencial de nuestras imperfectas y desordenadas relaciones familiares.