Toda mamá es capaz de ofrecer amor a sus hijos sin importar cómo sean ellos y las condiciones por las que tengan que pasar. No hace falta que lo hijos se ganen el amor de la madre, esto es algo que se presenta de manera natural. Y mientras que aumenta el número de hijos, el amor aumentará también, para que todos puedan sentir esa seguridad que este ofrece.
Uno de los miedos más grandes de una mujer cuando va a ser madre, es que no sabe si podrá sentir ese amor de mamá. No obstante, es algo tan natural que el mismo bebé, desde el propio vientre de la mujer empieza a enseñarle desde un primer momento: no se puede amar a nadie más de la misma forma o con la misma intensidad.
El pequeño empieza así a ocupar espacios que eran totalmente desconocidos por la misma mujer, hasta darse cuenta de que no hace falta aprender a amar y a cuidar a un hijo. La naturaleza nos demuestra que ser madre es un paquete instintivo y completo que simplemente hay que aprender a disfrutar.
La seguridad que la madre transmite es calificada como un mecanismo biológico y vital para que los bebés puedan sobrevivir a este nuevo mundo. Como nacen tan indefensos que no son capaces de vivir si no se les proporciona seguridad y alimentación, esto viene directamente desde la mamá.
Está demostrado que no solo su cuerpo, sino también su cerebro cambian al convertirse en mamá. Este se desarrolla para la protección y el cuidado de sus hijos como lo hace cualquier madre de la especie animal.