Los abrazos hacen que el cuerpo produzca oxitocina, conocida como la hormona del amor. Este neurotransmisor actúa en el centro emocional del cerebro y fomenta sentimientos de alegría al tiempo que nos ayuda a reducir los niveles de estrés y ansiedad.
La oxitocina es una hormona que se activa fundamentalmente a través del contacto físico. Al abrazarnos, la oxitocina producida, sirve para estrechar los vínculos afectivos y mejora la confianza y unión con las personas que son significativas para nosotros.
Esta hormona juega un papel muy importante en el parto, ya que cuando las mujeres dan a luz, producen grandes niveles de oxitocina. Esta hormona tiene dos efectos muy importantes durante el parto, por un lado atenúa el dolor que sufre la madre y por otro, facilita que aparezca en ella un sentimiento intenso de afecto por el recién nacido, traducido en ganas de abrazar, dar besos y acariciar a su pequeño.
Efectos físicos de los abrazos
Los abrazos tienen efectos físicos sobre nosotros. Un abrazo ayuda a mejorar el funcionamiento de la presión arterial y regula nuestros latidos cardíacos. Podemos decir que un abrazo tiene poder calmante y nos ayudará a relajarnos.
Ante situaciones de dolor, un abrazo actúa como un analgésico y nos ayuda a mitigarlo. Según el neurólogo Pablo Eguía de la Sociedad Española de Neurólogos “es probable que a nivel cerebral un abrazo active circuitos cerebrales capaces de bloquear o disminuir el input desde la lesión o extremidad donde hay dolor”. Un abrazo puede relajarnos y mejorar nuestros niveles de bienestar físicos en general.
Efectos psicológicos de los abrazos
A su vez, la oxitocina segregada ante un abrazo, contribuye a que nuestro cuerpo genere otras sustancias como la serotonina y dopamina. Estas ayudan a reducir los niveles de estrés y a tener un mejor estado de ánimo y una actitud más positiva ante nuestras preocupaciones o problemas..
Al mismo tiempo, el abrazo aporta sensaciones de protección, seguridad y fortaleza por lo que podemos recurrir a él cuándo estas sensaciones aparezcan. Los abrazos fortalecen nuestros vínculos emocionales con otras personas y favorecen la confianza mutua.
¿Cuándo debemos dar abrazos?
- Los abrazos de niño
Un niño que recibe abrazos durante su infancia está recibiendo una información determinada que se instala en sus relaciones neuronales. Cuando desde la infancia un niño recibe abrazos, está recibiendo una muestra de cariño, de que lo valoramos y de que respetamos su identidad. Esta forma de apoyo y comprensión será esencial para su correcto desarrollo físico y emocional y servirá como base para construir su autoestima.
- Los abrazos de adulto
No solo en la infancia, sino en todas las etapas de la vida serán necesarios los abrazos, ya que nos ayudarán en nuestro día a día. Algunas situaciones en las que un abrazo es útil son:
En situaciones de estrés los abrazos pueden ser útiles y necesarios. Ante un estado de nerviosismo, ansiedad o estrés, un abrazo ayudará a calmar a una persona y a reducir sus niveles de estrés y tensión.
Otra situación en la que abrazar a un adulto es cuando este se encuentra en una situación de miedo. El abrazo hará que esta persona se sienta protegida y más segura. Al mismo tiempo, mitigará sus miedos, nerviosismo y preocupaciones actuando como forma de comunicación empática diciendo: “comprendo lo que sientes”.
Por último, no debemos olvidar los abrazos en pareja. Un abrazo se percibe como una muestra de cariño y una forma de manifestar el amor entre las parejas, por lo que tienen un papel fundamental en este caso.
Podríamos decir que ocurre algo parecido a lo que sucede durante la infancia. Aunque en las parejas puede darse que uno de los dos sea más afectuoso que el otro, al abrazar se da un equilibrio que satisface a ambos. Sin embargo, si un miembro de la pareja no recibe cariño físico o un abrazo cuando realmente lo necesita, sentirá una sensación de carencia, soledad o incomprensión importante porque en él o ella aparecerán mensajes inconscientes pudiendo pensar que no importan o que no son amados, esto puede perjudicar a su autoconcepto y a su vez derivar en una baja autoestima.
Varios estudios demuestran que el número de rupturas es mayor en aquellas parejas en las que uno de los dos miembros no expresa afecto, porque esto favorece que el otro integrante de la pareja siente esa falta de afecto y todo lo que ello conlleva.
¿Cómo deben ser los abrazos?
Ya sabemos que un abrazo a tiempo aplaca dudas, nos calma y mejora nuestro bienestar y para ello, un abrazo debe ser sincero, honesto y sentido, pero, ¿qué más debe tener el abrazo perfecto?
- ¿Cuánto debe durar un abrazo?
Aunque la media de los abrazos que nos damos es de unos 3 segundos, sin embargo, Nashma Brou, psicóloga especialista en amor, felicidad y neurociencia nos indica que el tiempo mínimo que debe durar un abrazo para notar los beneficios máximos, es de 20 segundos. El emisor, el receptor y el momento influyen también en la duración del abrazo, ya que no será lo mismo un abrazo de consuelo, de alegría o de reencuentros por ejemplo.
Lo que es importante tener siempre en cuenta es que debemos abrazar hasta que la otra persona se sienta relajada para lograr un estado de calma y el resto de beneficios para la salud.
- ¿Cuántos abrazos necesitamos al día?
Según los científicos, lo aconsejable es recibir tantos abrazos al día como sea posible.. La terapeuta familiar Virginia Satir, especializada en la terapia familiar, nos dice lo siguiente : “Necesitamos cuatro abrazos al día para sobrevivir, 8 al día para mantenernos y 12 al día para crecer «.
- ¿Cómo dar una abrazo?
Si nos fijamos en la colocación de los brazos mientras abrazamos, encontramos dos tipos:
Los abrazos de cuello-cintura: donde una persona coloca ambos brazos rodeando el cuello de la otra y esta otra abraza rodeando con sus brazos la cintura de su compañero. En este tipo de abrazos, el lenguaje corporal indica que la persona que rodea por el cuello está adoptando una situación de superioridad frente a la otra, que adopta por el contrario una posición de inferioridad.
El segundo tipo de abrazos son los entrecruzados: donde cada persona abraza colocando un brazo sobre el hombro de la otra persona y el otro brazo por la cintura adoptando una forma de X entre sus brazos. Estos abrazos se conciben como más seguros, agradables e igualitarios para la mayoría de las personas.