El 25 de marzo dio inicio el Festival Municipal de Teatro BERTHA LETICIA VILLALOBOS DELGADO.
Me parece un acierto del IMCS denominar así el evento, a manera de homenaje póstumo a la querida actriz. Además de honrar la memoria de una amiga, Rafael Hernández, coordinador del Festival, demuestra también su intención de valorar el talento y el trabajo de sus compañeros teatristas saltillenses que contra viento y marea, en medio de una pandemia y con muy limitados apoyos institucionales, siguen empeñados en mantener vivo el teatro.
Advierto que el evento en sí pretende constituirse en una alternativa más para posibilitar la presentación de los grupos teatrales; esperemos que en adelante el IMCS ofrezca a los participantes condiciones más propicias en cuanto a espacios y recursos técnicos, y también más atractivas y justas respecto a estímulos económicos, porque es inevitable relacionar este certamen con otras convocatorias, tanto municipales (el premio de dramaturgia) como estatales (el premio Manuel Acuña), en las que los ganadores (creo que por ahora ningún coahuilense) reciben una cantidad excesivamente superior (200 mil pesos para un dramaturgo en el primer caso y ¡2 MILLONES! para dos poetas en el segundo) a la que en forma exigua se destina ahora para colectivos, cuya conformación puede oscilar entre 5 y 15 integrantes, que además deben invertir en pago de derechos de autor, escenografía, vestuario, mobiliario, utilería, música, etc. y, por si fuera poco, en algunos casos cubrir los gastos correspondientes si se presentan en un espacio no considerado en la infraestructura que el IMCS ofrece en esta ocasión.
A propósito de premios, ¿cómo es que se diseñan reconocimientos monetarios a las artes con diferencias tan notables? ¿Qué determina que la creación poética reciba un premio económico 100 VECES MAYOR al otorgado a la creación escénica colectiva? ¿Qué criterios establecen que procesos creativos de una misma disciplina artística, como la dramaturgia, la dirección escénica o la actuación en el teatro, sean aquilatados, reconocidos o premiados de distintas formas y con diferentes montos económicos?.
Sin dejar de reconocer algunos esfuerzos pasados respecto a la promoción del arte escénico, el Municipio sigue debiendo al gremio un programa sólido, con suficientes recursos, que atienda integralmente las diversas áreas del fomento teatral: la capacitación, la creación, la producción y la difusión.
Es loable que en las actuales circunstancias el IMCS realice algunas actividades en ese sentido, pero creo que sigue pendiente, entre otras cosas, la conformación del Consejo Ciudadano de Cultura Municipal, propuesto por la comunidad artística desde hace años, al cual correspondería precisamente el diseño de una política municipal que le dé equilibrio y enfoque integral al fomento de las diversas disciplinas artísticas. Bueno sería que el IMCS desempolve el proyecto que desde hace años presentamos a la Presidencia Municipal de Saltillo y, en el supuesto de que se implemente, ojala que corra con mejor suerte que el Consejo Ciudadano de Cultura estatal.