No cabe duda que los equilibrios del poder en el mundo se están alterando significativamente. Si bien el proceso de reacomodo de las fuerzas internacionales no comenzó con la elección norteamericana reciente, sí precipitó su desencadenamiento.
En el texto El fin del poder, el venezolano Moisés Naím explica de manera elocuente las razones por las cuales los grandes conglomerados empresariales y las principales potencias económicas y militares, como Estados Unidos, están perdiendo su supremacía. El poder se dispersa cada vez más en entes que el autor llama “micropoderes”.
Cuatro son las fuentes generadoras de poder:
1) La fuerza, otorgada por el poderío militar, principalmente, y que en Estados Unidos ha sido seriamente comprometida por las exhibiciones nucleares de economías asiáticas.
2) El código, originado por las obligaciones morales y las normas de conducta social, seriamente afectado por las recientes decisiones de nuestro vecino del Norte.
3) El mensaje, proveniente de la persuasión de la imagen y la propaganda, es crecientemente negativo ante el resto del mundo por parte del emisor estadounidense, y
4) La recompensa, el acicate del estímulo, de ser aliado del gigante norteamericano se diluye cada vez más en un entorno de desencanto y escepticismo.
Naím descubre también las tres revoluciones que están ayudando a derribar esos 4 diques de contención: La del más, la de la movilidad y la de la mentalidad. Más gente en los países y más riqueza causan mayor cuestionamiento y mayor resistencia; más migración de personas y de cerebros genera alteraciones culturales y transmisión de ideas renovadoras, y mentes más libres equivalen a mayor inconformidad e inquietud.
En este contexto, el triunfo de Macron en Francia es emblemático por razones sin relación con su inexperiencia política, su juventud redentora o su singular matrimonio. Francia se convirtió en la caja de resonancia de la decepción y el rechazo mundiales al populismo, cuyas muestras más palpables ya se manifiestan en países como Estados Unidos, Reino Unido y Venezuela.
La hegemonía norteamericana se diluye. El poder se fracciona. Y los países que, como Francia, sepan aprovechar esa coyuntura, resultarán ganadores. ¡Preciosa oportunidad para México y los mexicanos!