Por varios años fue el epítome del fracaso de la economía Corea del Norte: Una mole de concreto en forma de pirámide gigante pero vacía y oscura, en la que resaltaba sobre su cúspide una luz de advertencia para los aviones y una grúa de construcción como prueba de su inacabada obra.
Su construcción empezó a mediados de la década de los ochenta y alcanzó su altura final de 330 metros en 1992, pero solo era una masa piramidal de concreto que comenzó a transformarse lentamente con un revestido de metal y vidrio.
“El edificio más alto que está completamente desocupado es el Hotel Ryugyong en Pyongyang, Corea del Norte. Aunque había alcanzado su altura total de 330 metros, el edificio no estaba terminado cuando la construcción se detuvo en 1992”, según la página de Internet de los Guinness Records.
Un giro “brillante”
El líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, decidió darle mayor importancia al edificio y en un giro “brillante” lo convirtió en un símbolo de orgullo e ingenio de los norcoreanos.
El hotel no cuenta con servicio de electricidad y aún no ha recibido a su primer huésped, pero para celebrar el cumpleaños del fallecido “presidente eterno” de Corea del Norte, Kim Il Sum, se resolvió en 2018 cambiar la cara del edificio más grande del país.
Los preparativos tomaron cerca de cinco meses y se decidió que el programa principal se mostraría en el lado del frente del edificio en forma de pirámide, mientras que algunos diseños simples serían exhibidos a los lados. Lo único que es visible en todos los lados de la construcción son las pantallas con la bandera norcoreana de 40 metros en el cono superior.
Antes de la celebración del natalicio del “amado líder” se instalaron más de 100.000 LED que se encienden y muestran imágenes de estatuas, monumentos, fuegos artificiales, lemas políticos y símbolos del régimen, convirtiendo al Hotel Ryugyong en una máquina de propaganda que exhibe un programa de cuatro minutos sobre la historia del país.
Luego se hacen homenajes a la autosuficiencia y espíritu revolucionario del país, por medio de consignas de unidad, armonía y nacionalismo.
Los trabajos han continuado en los últimos meses en los alrededores de la construcción e incluso se puede acceder hasta la puerta, pero no entrar, y ya tiene un letrero al frente del edificio el que especifica en inglés y en coreano el nombre del hotel.
Una competencia en plena guerra fría
La construcción del Hotel Ryugyong iba sería uno de los legados del segundo líder de Corea del Norte, el difunto Kim Jong Il, padre del actual Kim Jong Un, quien ordenó su construcción como parte de los preparativos de Pyongyang para acoger el 13º Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.
El evento se realizó en 1989 y tenía como fin hacer un contrapeso a la organización de los Juegos Olímpicos realizados en Seúl en 1988. A eso se sumó el anuncio de una compañía surcoreana sobre la construcción del hotel más alto del mundo en Singapur.
La rivalidad con los vecinos del sur llevó a que los norcoreanos comenzaran el proyecto de hacer un hotel más alto en Pyongyang, pero a mitad de camino todo paró por la disolución de la Unión Soviética, el principal socio comercial de Corea del Norte en esa época y llevó al país a una crisis económica con hambrunas que diezmaron su población.
La mole de cemento tiene tres alas, cada una de 100 metros de largo por 18 metros de ancho, las cuales se inclinan en un ángulo de 75 grados y convergen todas en la parte superior para formar una pirámide.
El cono superior del Hotel Ryugyong tiene 40 metros de ancho y adentro hay ocho pisos que giran y otros seis que son estáticos, área que iba a ser el lugar de restaurantes.
Además, se estimaba que el número de habitaciones serían entre 3.000 y 7.665.
Permaneció en el limbo hasta que un grupo económico egipcio, que manejaba el sistema de telefonía celular en Corea del Norte, participó en la instalación de paneles del vidrio y metal en el exterior entre 2008 y 2011, y la vieja grúa en la cima de la construcción fue retirada.
Poco después un grupo alemán anunció su interés por abrir el hotel pero así de rápido como llegaron se fueron, generando rumores sobre la posibilidad de que el edificio tenga fallas de estructura por las anticuadas técnicas de construcción y malos materiales.
Fue hasta finales de 2018 cuando el hotel comenzó a iluminarse todas las noches entre las 7 y las 10 de la noche, pero hasta el día de hoy su interior permanece vacío.
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