De tradición sindicalista el ambiente laboral de Coahuila ha transitado en los últimos 50 años por una serie de escenarios que han evolucionado desde una de las huelgas más impactantes de finales del siglo XX en México a un clima de tranquilidad chicha en estos primeros 24 años del XXI.
Empecemos con el recuento de la huelga de Cinsa-Cifunsa en 1974, cuando después de una “tranquila” negociación de contrato colectivo con CTM, se llegó a la asamblea informativa ya penetrada por el FAT y su asesor Arturo Alcalde Justiniani, en ese entonces un joven abogado chilango, y sin más decir, fueron destituidos sus líderes para ser reemplazados y así generar el movimiento de huelga más significativo para la ciudad de Saltillo, ya que se convirtió en un movimiento social que sumó a estudiantes, amas de casa y otras agrupaciones sindicales que apoyaron a los huelguistas hasta lograr el objetivo de un aumento salarial de emergencia y el 50% de los salarios caídos.
Dentro de la CTM y también en el centro empresarial tanto del sureste de Coahuila como en los organismos de Monterrey, se inició una gesta de planeación de la nueva manera de tratar las relaciones laborales y la capacitación sindical de asesores y funcionarios sindicales, que se tradujo en un clima de tranquilidad industrial al menos hasta el arribo del siglo XXI y sus sorpresas.
En el amanecer del 2002, después de que los grupos radicales obreros constituidos en el eje Monclova-Piedras Negras y Torreón, a saber: CFO o comité fronterizo de obreras de Julia Quiñones y el obispo Vera en Piedras; la SEDEPAC o Servicios de Desarrollo y Paz de Elizabeth Robles en Monclova y Martha Robles del comité pro justicia en las maquiladoras en Torreón, iniciaran una andanada de detentaciones en empresas como: Sara Lee, Torreón Fujikura, Mexindro, Carrizo Manufacturing, Gildan contra la CTM, el ambiente laboral se colapsó y generó que las empresas abandonaran el suelo coahuilense emigrando a Honduras y China entre 2002 a 2005.
La labor de la gente de Tereso Medina y la operación cicatriz en las empresas sembraron varios años más de tranquilidad hasta 2011 cuando en Acuña, las huestes del CFO ahora asociados con los mineros de Napito en el exilio, intervinieron en PKC siendo derrotados por CTM.
6 años después y con el tema de las utilidades en el centro del estado, de nuevo Napito invade Monclova ante la ineficiencia de los herederos de Dimas Galindo quienes descuidaron las plantas y solo acudían a los obreros en plan recaudatorio. La intervención del gobierno federal y la solidez de la maniobra entre Carlos Mata de CTM local y Tereso Medina, lograron neutralizar el movimiento, pero la siembra ya estaba hecha en varias empresas de Monclova-Frontera que luego fueron detentadas por los mineros apoderándose de un par de grandes compañías en esa región.
Llega la 4T en 2018 y con el éxodo de Pedro Haces y la conformación de la CATEM a nivel nacional, inicia la labor de reclutamiento de membresía que tuvo éxito en el estado de México, Querétaro y San Luis Potosí.
A Coahuila la CATEM llega desde 2019 estableciendo sus oficinas en una colonia residencial de Saltillo y con antiguos aliados de CTM y CROC local que decidieron ceder a las nuevas siglas.
La primera intentona de recabar membresía ocurrió en la región norte y carbonífera no pudiendo ingresar a Piedras Negras debido al muro de contención que estableció Leocadio Hernández, pero en la región de Sabinas se apoderaron del contrato de dos grandes maquiladoras automotrices.
Cabe mencionar que las siglas de la CATEM pertenecen a un sindicato “oficial” que apoya a Morena políticamente y que ha logrado la nominación de varios diputados y un senador en el nuevo gobierno de la Dra. Sheinbaum, mientras que la CTM murió en la orilla y no logró nada de nada en las cámaras del Congreso de la unión, en la peor crisis política de la historia de ese sindicato.
Hoy de nueva cuenta CATEM hace su labor en el centro y norte del estado y por otra parte el CFO ya aprendió el caminito fácil de la detentación a través de los mecanismos de respuesta rápida, por lo que el ambiente laboral de Coahuila, vive una calma chicha que podrá traducirse en un clima intranquilo para el funcionamiento de las empresas, el detenimiento de las nuevas inversiones y sobre todo la verdadera representación y defensa de los derechos de los trabajadores. Veremos pronto que sucede.