El poder de la comunicación

Ser un buen comunicador es importante, es clave para las relaciones personales y profesionales. El poder de la comunicación requiere algunas habilidades verbales y no verbales. No saber comunicarse correctamente puede hacernos perder muchas oportunidades a la hora de conectar con otras personas. Para tener una conversación saber escuchar propicia el diálogo.

La comunicación verbal y no verbal van de la mano, nuestro lenguaje corporal es un componente clave de la comunicación ya que tú puedes estar diciendo una cosa y tu cuerpo estar contradiciendo lo que dices. Tu postura puede crear conflicto e incomodidad y mandarle un mensaje totalmente distinto a tu interlocutor.

Por ejemplo, en psicología se habla de que algunos gestos pueden denotar como te encuentras frente a una persona con la que estás conversando. No todo el mundo se percata de ello de una forma consciente, pero el mensaje que se recibe inconscientemente es el mismo.

Los brazos cruzados no siempre significa algo negativo, suele ser una postura de comodidad en depende qué contextos. Pero en una conversación se puede utilizar como una forma de encontrar autocontrol, puede parecer estar a la defensiva o sentir inseguridad frente al interlocutor. ¿No os ha pasado estar escuchando a alguien que mientras habla su postura es abierta, cómoda  y cuando te toca el turno de hablar a ti, al poco rato cruza los brazos? Eso te crea incomodidad, da la sensación que no le gusta lo que le estás explicando y que se siente incómodo.

Interrumpir lo que alguien está diciendo, también crea malos entendidos y consigues no obtener una información qué, quizás es necesaria. Por ejemplo en el caso de una venta, la información es poder para saber luego qué ofrecer.

El contacto visual también es importante. Muchas veces puede ser timidez y otras falta de seguridad en uno mismo o bien tratarse de alguien que no está diciendo la verdad o que es muy disperso. Por el contrario, marcar una mirada fija sin movimiento también puede ser incómodo y desafiante, la cuestión es comunicar de forma convincente, pero sin perder la naturalidad y aquí entra la habilidad de la  asertividad.

La asertividad  es una forma efectiva y honesta de comunicarse sin herir o perjudicar a los demás. Una persona asertiva tiene verbalizaciones positivas y tiene la capacidad para pedir aclaraciones sin entrar en discusiones. Resumiéndolo en una frase:  Ser asertivo es ser firme en lo que se expone pero con empatía.

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