El presidente perdió la brújula.

Sabemos que la corrupción es trágicamente de ellos “el oremus”, y que la complicidad criminal y las legiones perversas, son cofradías infranqueables. Pero entendíamos que había un rumbo que orientaba sus remos. Ya no… hoy se navega al garete, y un humor de closet, vale tanto como el voto popular.

Las prioridades no han de ser del PRI ni son del prior, son acaso necesidades superiores que superpuestas sobre afanes personales o encima de ansias rancheras, definen el rumbo cierto.

Gobernar con las tripas es tanto como despreciar el horizonte.

México da grandes pasos en reversa y dicen que la reversa también es cambio. Aquella normalidad democrática que implicaba democracia consistente en el tiempo, es hoy un cuento chino. Estamos en franca decadencia electoral y los principios básicos de la gobernabilidad democrática, son solo propaganda.

Perdió la brújula el presidente.

Este barco nacional no solo navega al garete sino que estamos perdidos de todo mapa y no hay un plan que nos regrese a algún trayecto conveniente. Es más, no hay idea siquiera de a donde vamos. Estos ricos nuevos se orientan por el olor del dinero y ese oro falso solo conduce al despeñadero.

¡Qué me das y qué te doy!, es la premisa falsa del intercambio promiscuo. Así se toman las grandes decisiones en México, en el insensible y extraviado gobierno federal. Y luego, los mandatarios estatales; soberbios y corruptos, van imitando al presidente, “cual modelo de revista y capo del evento”.

Un proceso electoral es solo validación del poder.

Nada importa nada es cierto. Donde convenga, regala; donde se requiera, arrebata. Pero en todos sitios “negocia”. La gente, (¡ah, la gente!), esa vale madre; es solo materia prima, parte del oneroso material electoral. El pueblo es estúpido al ojo del gobierno, sus necesidades son secundarias. El poder es dinero, es primario.

Negociar elecciones requiere de intereses del sistema. Entonces, Coahuila depende ahora de si se somete Ricardo Anaya y firma en blanco el sistema anticorrupción (el fiscal general), y la dignidad defendida ante el fraude electoral, es para el presidente solo un accidente local. Y si Anaya es rico o enriquecido y si hay abismos de inmundicia entre negociados y negociadores, es un tema que no nos compete a nosotros Hagan su trabajo, sean justos y apliquen justicia pareja. Cero impunidad.

Pero, no jodan, están negociando con nuestro pellejo.

Perdió la brújula el presidente y nos lleva al mar picado. Pero él va en el barco aunque su extraviada actitud lo haga olvidarlo.

Nos hundimos todos.

Que solo representamos el 2% de la votación nacional y que no somos el Estado de México ni aquí hay un Atlacomulco, eso es cierto (es números y geografía básica). Pero somos otras cosas, somos la historia patria y somos hacedores de revolución, somos sociedad digna y gente de honor. Con Coahuila no se negocia señor Peña Nieto, es un juego malvar.

La salida está cerca señor Peña, pregunte a Los Moreira y entienda porque se aferran al fiero ardiente. Su juego no es el suyo y su suerte no es necesariamente la de todos. Hicieron y hacen mucho daño (que va más allá de robarse el nombre y el patrimonio del estado), y parece que usted quiere asumirlo con ellos.

Este barco se hunde por sus berrinches de capitán de ocasión (señor Peña Nieto), y dese cuenta, ¡nos hundimos todos! Nos importan los sucesos nacionales y la prioridades del país, pero no reconocemos negociaciones donde la voluntad del pueblo sea moneda de cambio para la consecución de privilegios insanos.

El final.

Serenidad capitán Peña (no friegue que usted “conduce la nave”), atrévase, hágase la pregunta orientadora: ¿A quién necesita más señor Peña, a Los Moreira y su pandilla que son lastre inconveniente, o al PAN y sus alianzas que significan acuerdos y elecciones, más allá de personas y personajes?

Hay mas país que estos pleitos que lo rebajan y que estas pifias que lo seguirán por siempre. Coahuila no es para sus antojos. Déjense de fregaderas. Respeten al pueblo, dignifiquen a las instituciones y hagan su trabajo, sin acuerdos indignos.

La brújula señor, se ha caído al mar profundo. Ahora solo se podrá orientar por los principios y la moral. El barco merece arribar a buen puerto, con un golpe de timón.

¿Adiós al INE México y al TRIFE?

Si de lo que se trata es de acabar de una vez con la credibilidad y la autonomía del árbitro y del tribunal Federal, siga por ese camino. Si por el contrario, hay que fortalecer de verdad a estas instituciones nacionales, hay que respetarlas y no jugar con su roles legales y competenciales. Usarlas  para mandar mensajes o peor aún; para “ajustar cuentas”, es despreciativo.

¡Dignifíquese (la historia lo compensa), dignifíquenos, nos lo hemos ganado!

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