Entre las cosas que más me llaman la atención en la vida es la manera en que se inculca la historia en la mente de los pequeños y se van implantando chips interesantes que hablan de “Padres de la Patria”, “Héroes que nos dieron Patria” y “Beneméritos de las Américas”.
Como es de todos conocido la historia con un enfoque idealista consiste en dar un rango casi mitológico a ciertos caudillos que se convierten en Héroes, y olvidamos su carácter humano y falible.
Hoy hace doscientos años nació en Oaxaca uno de los favoritos de los libros de texto gratuitos, don Benito Juárez a quien se ha mitificado como el pastorcito “indígena” que llegó a ser presidente.
Me parece que no hay mayor demostración de nuestro carácter discriminatorio y racista… ¿Qué necesidad habría si no viviéramos en un país que se sorprende de que un “indígena” pueda acceder a un puesto de poder de puntualizar su origen? Considero que son las habilidades y capacidades las que debieran darle un lugar a las personas en cuanto a su nivel profesional y de logros académicos (sí, ya sé que peco de ingenua e inocente).
Será acaso que veintidós años dedicados a la docencia me respaldan para volver a creer todos los días en que lo bueno puede ser verdad, cada vez que miro el rostro de un niño ávido por aprender y “ser alguien en la vida” (otra bestialidad que le tatuamos en la mente a nuestros peques, como si no fueran nadie por no tener aún un título que añadir al nombre que ya les ha sido dado…).
A mí los héroes me generan urticaria, demasiada perfección me hace desconfiar y sin embargo la humanidad, modernidad y capacidad de transformación de Benito Juárez permite que sea un personaje histórico digno de estudio desde varios ángulos distintos. Hoy he decidido retomar su frase: “Entre los individuos como entre las naciones, el Respeto al derecho ajeno es la paz”, yo siempre agrego y la conservación de los dientes ante la caótica realidad que vivimos en esta bella nación todos los días con manifestaciones, contingencias ambientales e inseguridad.
Esta bella frase queda perfecta para enmarcar la lucha por los derechos humanos, la equidad de género, la comprensión de lo que género implica y significa y las conceptualizaciones equivocadas que giran alrededor del mismo.
A últimas fechas hemos caído en un abuso en la utilización del término género y en su simplificación como si género se refiriera al sexo, lo cual ante la diversidad que se encuentra en el mundo resultaría por concepto obsoleto, hablaremos de género como esa construcción social que define lo que es masculino y femenino y por supuesto de ella derivarán otros tantos conceptos como resultado del proceso de socialización, ya que el ser humano nace como un ser homínido que no humano sino hasta que el proceso de socialización lo convierte en ello de acuerdo a normas de comportamiento que le permiten convivir en la sociedad primigenia por naturaleza que en este caso será la familia como núcleo de la sociedad y que al encontrarse ésta (la familia) tan cuestionada como institución por las diversificaciones a las que se enfrenta en esta sociedad posmoderna (por decirlo de algún modo) y ante el desgarramiento del tejido social ante la falta de opciones y el exceso de aspiraciones no cumple con las expectativas del deber ser.
Tristemente el género también cuenta con ESTEREOTIPOS que no son más que una construcción social del deber ser, es decir de lo que se espera de femenino y de masculino comenzando por la coloración de los mismos: “Los niños son azules y las niñas son rosas” y cualquier transgresión a estos roles encuentra de inmediato el rechazo de la sociedad.
Después de los ESTEREOTIPOS encontramos los ROLES que son las construcciones sociales sobre el deber hacer o qué es lo que se espera que cada uno de los géneros hagan para mantener la paz social: Las mujeres se quedan en casa y los hombres cazan, o lo que es lo mismo como dirían las estereotipas, la ley del garrafón indica si merecemos o no la equidad de acuerdo a nuestra fragilidad y “falta de fuerza física” y la tipificación y cosificación de la mujer como “sexo débil”, se comprende que a nivel fisiológico por la condición reproductora de la mujer y de su necesidad de tener reposo posterior al nacimiento de las crías su labor fue quedarse en la cueva y cuidar de las crías mientras el hombre salía a cazar mamuts y a pelear por la prevalecencia de la tribu.
La modernidad, las guerras y las crisis económicas han llevado a las mujeres a ser parte activa de la economía y de la sociedad quitándoles el velo de la fragilidad y convirtiéndolas en un activo que permite demostrar cada día que las mujeres no somos esas ninfas revestidas de un halo de inutilidad y que merecemos un trato igualitario que garantice justicia social en todos los ámbitos, es también de vital importancia que seamos capaces de reconocer a las otras mujeres y de mirarlas a los ojos sin devaluarlas, solo en esa medida, en la que demostremos lealtad de género seremos congruentes para exigir equidad, por supuesto sin olvidar que el papel del hombre en la sociedad resulta fundamental, feministas no feminazis, todo lo demás es doble moral.
Hoy más que nunca urge recordar y aplicar “El Respeto al Derecho ajeno es la Paz”…
Comentarios, quejas y sugerencias: @PalomaCuevasR