Frente a la petición de disculpas (del presidente de México), Felipe VI afirma que “hay que estar orgulloso” de la herencia hispana.
Frente a los movimientos indigenistas, que ven en la conquista de América una operación de exterminio de las poblaciones precolombinas y expolio de sus recursos naturales, Felipe VI ha elogiado este martes en Puerto Rico el “modelo de presencia de España en América”; un modelo en el que, ha asegurado, “los nuevos territorios se incorporaban a la Corona en situación de igualdad con los demás reinos”. En el Ayuntamiento de San Juan, la capital del país, de cuya fundación se cumple ahora el quinto centenario, el alcalde, Miguel Romero, le ha entregado las llaves de la ciudad. El Rey ha reivindicado a Juan Ponce de León, conquistador y primer gobernador de la isla, cuya estatua fue derribada pocas horas antes de su llegada por un grupo autodenominado Fuerzas Libertarias de Borikén, nombre con el que llamaban a la isla los indígenas taínos, en protesta por la visita. Esta mañana estaba de nuevo sobre su pedestal, con protección policial.
En contraste con quienes solo ven en los colonizadores a criminales y genocidas —lo que en 2020 desató una ola iconoclasta de ataques a estatuas y monumentos en Estados Unidos—, Felipe VI ha destacado que en las primeras ciudades hispanas en América “España impulsó construcciones y edificaciones que hoy, más de 500 años después, siguen albergando las instituciones públicas”; y han hecho que el centro histórico de San Juan fuera declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1993. Más allá de la arquitectura, la colonización española, ha subrayado, “implicó la creación de instituciones de gobierno, la construcción de universidades, escuelas, hospitales e imprentas. España trajo consigo su lengua, su cultura, su credo; y con todo ello aportó valores y principios como las bases del Derecho Internacional o la concepción de derechos humanos universales”, ha insistido.
Lejos de sentir vergüenza por la colonización, el Rey ha llamado a sentirse “orgullosos todos, portorriqueños, españoles y resto de pueblos hispanos” de los valores y principios que llevó España a América; “muchos de los cuales están todavía vigentes y nutren el acervo de lo mejor de las sociedades democráticas”. Unos valores, ha insistido, “tan básicos que hoy nos parecen evidentes, pero que no lo eran en otras épocas”, en alusión a la consideración de los indios como seres humanos dotados de alma.
En Puerto Rico, el indigenismo es muy minoritario, pero en otros países iberoamericanos la opinión sobre la etapa de dominación española es mucho más crítica y ha provocado choques con el actual presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien, en 2019, reclamó por escrito al rey de España que pidiera perdón por la conquista. Felipe VI ignoró la demanda y solo recientemente el presidente mexicano dio el asunto por zanjado. “Lo tomaron mal y ni siquiera me respondieron a la carta. Sin embargo, eso ya pasó, cada quien que asuma su responsabilidad”, afirmó López Obrador la semana pasada.
El Rey ha recorrido caminando las calles adoquinadas y cuajadas de balcones que separan el palacio del Gobernador de Puerto Rico del consistorio de San Juan y ha comprobado que en la capital de este Estado Libre Asociado de Estados Unidos “se respira mucha hispanidad, como no podía ser de otra manera”, con más de dos terceras partes de su historia bajo la corona española.
A continuación, Felipe VI ha inaugurado un encuentro empresarial con casi un centenar de directivos de compañías españolas y portorriqueñas en el que han participado, entre otros, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y el de la Cámara de Comercio de España, José Luis Bonet, así como los consejeros delegados de Mapfre o Abertis.
El Rey ha subrayado el papel jugado por Puerto Rico para el desembarco de empresas españolas en Estados Unidos y ha ofrecido que España cumpla la misma función para las empresas costarricenses en la UE. Aunque ha elogiado las buenas relaciones económicas y comerciales entre los dos países, ha admitido que estas “pueden ser más fluidas”, para lo que ha instado a las autoridades locales a mantener “una comunicación abierta”.
El País