La nota económica de la semana pasada la dio el tipo de cambio: por primera vez en varios años el valor del peso con respecto al dólar estuvo por debajo de los 19 pesos. Escuché muchas reacciones aventuradas sobre el particular, como si de un juego de vencidas se tratara y fuéramos ganando la partida. Debemos hacer un análisis responsable sobre las causas y efectos.
Lo primero a considerar son las razones de la apreciación de nuestro tipo de cambio y, desgraciadamente, no son por un fortalecimiento de la economía mexicana ni de su moneda, más bien es por un debilitamiento del dólar. La mayoría de las monedas del mundo como la colombiana, la brasileña y hasta la rusa también se han apreciado con respecto al billete verde.
Y la razón es muy sencilla: la alta inflación en Estados Unidos, que en el 2022 llegó a un 6.5%, está motivando la salida de capitales de ese país a pesar de los incrementos en la tasa de interés que no han sido suficientes para contrarrestar la pérdida por el poder adquisitivo de la moneda. Estas inversiones golondrinas están llegando a países que, como México, a pesar de tener también altas tasas de inflación, subieron su interés aún más y ofrecen rendimientos positivos.
En este caso, los inversionistas venden dólares para comprar pesos, lo que fortalece a estos últimos.
Los efectos, como todo en economía, son variados. Por un lado, un dólar más barato permite que las importaciones sean menos onerosas, reduciendo presiones inflacionarias en las cadenas de valor. Los mexicanos que cuenten con visa para viajar a Estados Unidos podrán ir a vacacionar allá y gastar menos.
Pero por el otro, nuestras exportaciones se vuelven más caras, menos atractivas y generan menos ingresos para las empresas mexicanas. El turismo en nuestro país pierde su magia, ya de por sí suficientemente deteriorada por la inseguridad, y las remesas se evaporan en las manos de sus receptores. Nos pagan menos por cada barril de petróleo vendido en el exterior, comprometiendo las finanzas públicas.
Además, si consideramos como fuente principal de la apreciación del peso las altas tasas de interés, que ya son de dos dígitos, nos está saliendo bastante cara la victoria pírrica. Cada vez que sube en un punto porcentual el tipo de interés, que no es otra cosa que el costo del dinero, miles de proyectos productivos, generadores de riqueza y empleo, se quedan en el tintero.
Estamos tan escamados por las devaluaciones del pasado, origen y síntoma de las crisis, que creemos que una revaluación es muy positiva. Lo mejor en economía son los sanos equilibrios, razonables y razonados.
Los pronósticos, así como la lógica económica, prevén que el tipo de cambio alcanzará sus niveles de equilibrio en el mediano plazo. Así que si usted tiene por ahí un guardadito compre dólares, le darán buen rendimiento rumbo al fin del año.