Es un tipo de vínculo que se cultiva con el trato asiduo y el interés recíproco a lo largo del tiempo.
La amistad puede surgir entre personas de distintas edades, religiones, ideologías, culturas, extracción social, etc.
Incluso, se puede establecer una amistad entre un ser humano y un animal (no por nada el perro es el mejor amigo del hombre).
Las relaciones de amistad pueden surgir en los más diversos contextos y situaciones. Desde el lugar donde trabajamos o estudiamos hasta fiestas, a través de otros amigos o redes sociales, etc.
Existen diferentes grados de amistad. Hay amigos con quienes tenemos una relación más distante, y otros amigos con quienes el trato es tan estrecho que los consideramos “mejores amigos”. Esa amistad adquiere un grado de superioridad sobre las otras amistades.
La amistad no solamente surge por afinidad con quien tiene nuestros gustos e intereses, sino que puede aparecer entre personas muy dispares.
En ocasiones, las diferencias fortalecen la relación, pues una buena amistad complementa y enriquece a la persona.
La amistad no solo consiste en el intercambio de ideas y sentimientos, sino también en compartir los buenos y malos momentos de la vida.
Valor de la amistad
La amistad es un reflejo del carácter social de los seres humanos, un vínculo afectivo que nos une a otros seres a través de la afinidad, la confianza, la lealtad y la reciprocidad.
El ser humano necesita vivir en sociedad para sentir plenitud, por eso establece relaciones saludables con sus semejantes basadas en la benevolencia y la empatía.
De esta forma, en una relación amistosa, la persona obtiene los mismos beneficios que aporta, es decir, cuida y es cuidado, quiere y es querido, ayuda y es ayudado.