Ayer domingo el PAN celebró la elección para su dirigente nacional.
La primera nota es que “nadie ha cuestionado” la forma y el fondo de la elección. Esto viene a cuento porque es el propio PAN quien cuestionó duramente la consulta nación que AMLO y su equipo efectuaron para definir el sitio de la construcción del NAIM.
Dos grupos
Dos visibles y antagónicos grupos al interior del albiazul se enfrentaron: El de Ricardo Anaya Cortés, ex candidato presidencial, que se abanderó con Marko Cortés, ex coordinador de la bancada en San Lázaro.
Por el otro extremo, Manuel Gómez Morín, hijo de fundador del partido, quien representó los intereses del Ex presidente Felipe Calderón y su grupo (de Margarita Zavala y sus intenciones políticas de ser presidenta).
Esta contienda de ayer, muestra claramente los resabios de los pleitos internos ventilados en la elección presidencial del 1 de julio y de ellos, la frustración de Felipe Calderón por no poder dejar a Margarita su esposa en la silla presidencial, un sexenio después de que él fuese presidente. Y las acusaciones de gandalla… a Ricardo Anaya.
Lealtades
Felipe Calderón quien se dice heredero del Yunque panista, llegó a la Presidencia de la República por apoyos de líderes morales como Castillo Peraza, a quien se asegura traicionó (circula una carta que lo evidencia). Luego, fue secretario de energía con Vicente Fox y a los tres años terminó de pleito por su proselitismo evidente y reta al presidente y se va a la calle a hacer campaña.
La ortodoxia, lealtades y “juego abierto” que Calderón exige a otros parece que no los aplica a sí mismo ni a su esposa Margarita (de mejor imagen que él). Cuando presidente, Felipe secuestró al partido y las candidaturas y luego del sexenio, quiso seguir con el control hegemónico, pero se topó con el pleito entre Gustavo Madero y Ricardo Anaya, del cual Ricardo salió ganador y tomó el control partidario.
Felipe Calderón placeó a su esposa, filtró que “había un pacto con Peña Nieto”, que de honrarse, Peña haría presidenta a Margarita en pago a que él, Felipe, lo hizo presidente aun perdiendo la elección.
Lo cierto es que Peña Nieto no honró nada (no es lo suyo), o no debía nada. Margarita no prendió electoralmente como candidata independiente, luego de que su marido enojado la manda a dimitir al partido e hipócritamente, él se queda dentro. También fueron mandados sus allegados a renunciar, todo en medio de la elección presidencial, donde Felipe se manifiesta en favor del candidato del PRI.
¿Por qué apoyar a Meade (al PRI y a EPN) si Peña le había faltado a la palabra?
El PAN se quiebra
Felipe Calderón amenaza: “Si no gana Gómez Morín me voy del PAN”. La derrota fue de 79% a 21%, contundente. Felipe ahora si cumple su palabra y renuncia al partido del cual tenía más de un pie fuera. Renuncia al partido que usó para llegar a la presidencia, renuncia al instituto que decía amar y tenerle lealtad sobre todas las cosas.
Renuncia al partido por “no poder controlar su destinos”.
La oposición del equilibrio
Un PAN quebrado, escindido, dividido, no puede ser oposición fuerte que sea contrapeso del poder. Gran favor le hacen a AMLO y a MORENA (para hacer y deshacer).
El PRI (aliado de una parte del PAN, de los dos ex presidentes panistas) por su parte, designa a la sobrina de Salinas de Gortari para pegar los pedazos luego del terremoto electoral y “dirigir” al enésimo nuevo PRI (este que anda cambiando de nombre y de colores pero que sigue abrazando a los corruptos).
Salinas, envuelto en su gigantesco velo de corrupción, es el paradigma que escogen para sanear. Moreira es su delegado especial en Monterrey…
¿Ese tricolor descolorido, también (como el PAN), significan la oposición crítica, que con solvencia moral cuestionará al sexenio por empezar, para no dejarlo solo en la toma de decisiones que afecten la vida nacional y el futuro de México?
Mas le vale a la Sociedad Civil tomar el rol activo, político y ciudadano, para ser contrapeso.