En la actividad pública es importante cuantificar el impacto de nuestras decisiones. Esto es aún más relevante en el caso de los dineros comunitarios, pues, por definición, no pertenecen a quién los administra.
Siendo los recursos económicos limitados y las necesidades ilimitadas, tanto en la vida privada como especialmente en la actividad pública, es importante cuantificar el impacto de nuestras decisiones. Esto es aún más relevante en el caso de los dineros comunitarios, pues, por definición, no pertenecen a quién los administra.
Para tal propósito seguiré analizando la información sobre finanzas del Ayuntamiento de Saltillo, proporcionadas por el Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). Me enfocaré en los egresos de los últimos siete años reportados (2010-2016), correspondientes a los cuatro de la pasada administración y a los primeros tres de la actual. Para poder comparar las cifras, éstas se transformaron primero en valores reales a pesos del año 2016 y posteriormente se calcularon los promedios anuales de cada gestión. Como ya se apuntó en este mismo espacio la semana pasada, el presupuesto promedio anual de egresos totales de la gestión de Isidro López (2 mil 454.2 millones de pesos) fue superior en un 18.3 por ciento a los 2 mil 075.4 millones del periodo encabezado por Jericó Abramo.
Concentremos nuestra atención en tres rubros de gasto: el pago de servicios personales; los servicios de comunicación social y publicidad, así como la inversión pública.
Como es bien sabido, el titular actual de la comuna fue postulado por el PAN, en tanto Jericó llegó al cargo compitiendo bajo las siglas del PRI. También son muy conocidas dos críticas frecuentemente esgrimidas por los panistas a las gestiones abanderadas por el tricolor: gastan mucho en burocracia y publicidad. Adicionalmente se decía que Isidro, por provenir del sector empresarial, encabezaría una administración pública con un manejo más eficiente de los recursos.
¿Qué muestran las cifras? 1. El gasto promedio anual en el pago de servicios personales fue de 717.2 millones de pesos con Jericó y de 900.9 millones con Chilo (25.6 por ciento más); 2. Los pagos por concepto de servicios de comunicación social y publicidad fueron de 50.3 y 65.2 millones, respectivamente (29.6 por ciento más); 3. A pesar del incremento real de recursos, la participación de la inversión pública municipal en el presupuesto de egresos bajó del 23.1 al 21.8 por ciento. Y aunque el monto de gasto en inversión pública fue mayor en términos absolutos, pues esa obra simplemente no se ve, pues en la administración de Jericó se construyeron los biblioparques norte y sur, en tanto los correspondientes al oriente y poniente anunciados por Chilo se quedaron en el puro salivazo.
Imaginemos un curso alternativo con dos decisiones que estuvieron al alcance de Isidro desde el primer día: 1. Mantener el gasto real en servicios personales, así como en el pago de servicios de comunicación e imagen y; 2. Canalizar los incrementos reales en el presupuesto al financiamiento de la inversión pública.
¿Cuántos recursos adicionales se habrían podido dirigir a la inversión pública? Del rubro de servicios personales se habrían podido reorientar 183.8 millones cada año (735 millones en los cuatro años de gestión). De la partida de comunicación y publicidad, 14.9 millones anuales, es decir 59.6 en todo el periodo. En conjunto, la administración municipal habría podido incrementar el gasto anual en inversión pública en 198.7 millones, para un total de 794.6 millones en el cuatrienio. En breve, se desaprovechó una excelente oportunidad de aumentar la inversión pública en un 37.2 por ciento en términos reales y alcanzar casi el 30 por ciento del gasto total (contra el 23.1 en los tiempos de Jericó).
¿Qué se habría podido hacer con esos recursos? Pues, por ejemplo, la modernización integral del sistema de transporte público masivo, con lo cual se habría logrado bajar casi mil millones adicionales de inversión federal y otra cantidad considerable de los propios concesionarios. En términos futbolísticos Chilo la tuvo solo en el área, con el portero vencido y sacó un “tirititito”.
PUENTES QUE DIVIDEN.
Anuncian la construcción de un puente peatonal para zanjar una distancia de cinco metros lineales del callejón que separa la unidad Miravalle del resto del campus del Tecnológico de Saltillo. La justificación: “… los problemas de venta de drogas e inseguridad que hay en el callejón”. A esta magna obra asignará un presupuesto de casi 7 millones de pesos. ¿De verdad piensan que ésta es la mejor solución? ¿No será más sensato invertir ese dinero en iluminar, remozar el callejón, instalar cámaras, un botón de pánico y reforzar la vigilancia? En este asunto los estudiantes exhiben mayor sensatez que sus autoridades y piensan que “… es una inversión innecesaria. Algunos alumnos señalaron que esto les afectará, pues en el callejón que divide ambos edificios hay negocios de comida a donde ellos van a comer”.
Y en la región centro del estado, al Alcalde de San Buena se le “mojó la pólvora” con una generosa ración de “agua de las dulces matas”. Vaya nivelito que nos cargamos…
adavila_mx@yahoo.com.mx