En el transcurso de la última década, la productividad en México ha crecido apenas 0.8 % anual, esta ralentización en el índice, según Moody’s Analytics, responde principalmente a la informalidad laboral que persiste en el país.
A pesar de los crecientes flujos de inversión extranjera que se han captado a partir de la década de los noventa, México no ha logrado recuperar el dinamismo observado en los años sesenta y setenta, cuando la productividad alcanzó una tasa promedio anual de crecimiento de 4%, según estimó la firma.
Jesse Rogers, economista de Moody’s Analytics explicó, en entrevista con El Financiero, que la productividad ha crecido a un ritmo muy bajo en los últimos 20 años. Fenómeno que no ha sido exclusivo de las economías rurales de Guerrero y Oaxaca, también es el caso de las regiones del país con mayor actividad económica: Nuevo León y Querétaro.
“Aunque la apertura al libre comercio y sobre todo hacia el mercado norteamericano ha llevado a una mayor especialización de las economías regionales, no hemos visto un mayor crecimiento de la productividad laboral como nos indica la teoría económica.
“Por eso nos pusimos a indagar sobre las barreras estructurales como la informalidad laboral y el bajo nivel educativo y encontramos que son estos los factores que explican el tibio desempeño de la productividad en las últimas dos décadas”, aseveró.
Su investigación arroja que el predominio de los micronegocios como generadores de empleo e ingresos ha sido la principal barrera para el crecimiento de la productividad. De acuerdo con datos del más reciente Censo Económico levantado por el INEGI, 95% de las empresas registradas en el país son microempresas con 10 o menos trabajadores. No obstante, la mayoría de este tipo de establecimientos son informales y privan a sus trabajadores de prestaciones y seguridad social.
“Aunque hemos visto cierto repunte en la creación de empleos formales, sobre todo en los últimos cinco años, la creación de trabajos en el sector formal, todavía es menor que el crecimiento de la fuerza laboral. Esto quiere decir que la economía no está creando suficientes puestos para reducir la informalidad”, sostuvo Rogers.
Se advierte que el nivel de informalidad laboral en México es uno de los más altos en América Latina y resulta muy superior a las tasas reportadas por Estados Unidos y otros países europeos. Más bien, la informalidad en el país es comparable con la reportada por los países centroamericanos, que en gran parte se califican como subdesarrollados.
Esta problemática, junto con el bajo nivel educativo de la fuerza laboral, destaca como la mayor desventaja del país frente a economías como China y Corea del Sur. “El menor nivel educativo de la fuerza laboral en México –dijo el especialista- ha limitado el crecimiento de servicios de alto valor como la investigación y el desarrollo”.
En este contexto, Rogers alertó aunque se podrá ver cierta mejora en el índice de productividad en los próximos meses, la tendencia apunta a un crecimiento muy moderado, resultado de las deficiencias estructurales que aquejan al país y que en el corto plazo son muy difíciles de compensar.
Con información de Thamara Martínez y de El Financiero