Es un saber común que la selva de la Amazonia es el bosque tropical más extenso del mundo que destaca por ser una de las ecoregiones de mayor biodiversidad de nuestro planeta, declarada una de las 7 maravillas del mundo (2011), y que gracias a ella se mantiene el equilibrio climático.
Los incendios de la zona amazónica comenzaron en agosto de este año y los expertos en biodiversidad consideran que muchos de los daños provocados a la fauna y la flora son irreversibles, estiman que la recuperación tardará cientos de años.
Ante la tragedia en un encuentro de 21 días de octubre este año se celebró el Sínodo, “Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”, convocado por el Papa Francisco con el fin de “identificar caminos, especialmente para los indígenas, frecuentemente olvidados y sin la perspectiva de un futuro sereno, también como resultado de la crisis de los bosques amazónicos, pulmón de capital importancia para nuestro planeta”, estableció el Papa.
Fueron 87 mil participantes en un intercambio abierto, libre y respetuoso de los obispos, misioneros, misioneras, laicos, laicas, de los pueblos indígenas y representantes de diversas iglesias de la Amazonía que realizaron el evento eclesial marcado por la urgencia y la dramática situación de destrucción que afecta a esa zona que comprende 9 países y representa una realidad pluriétnica, pluricultural y plurireligiosa.
Los jóvenes, los migrantes, las mujeres fueron voces y rostros presentes, realidades incluidas en los nuevos compromisos para la participación activa porque la madre tierra tiene rostro femenino, por lo que urge reconocer y promover su participación en defensa de sus derechos en las iglesias, se dijo.
En la Asamblea Sinodal de la Región Paramazónica el documento final destaca 20 puntos significativos señalados como urgentes para marcar la ruta de las iglesias, estos fueron puestos en manos del Papa Francisco y algunos son:
El rechazo al proselitismo y la inculturación colonialista y en cambio se propone el estudio de las tradiciones de los grupos étnicos amazónicos para defender su identidad y cultura a través de acciones educativas. La ecología integral como el único camino posible para salvar a la región, pues no hay otra senda viable más que ir en contra de la explotación ilimitada de la ‘Casa común’ y de sus habitantes asumiendo la defensa de los derechos de los indígenas.
Compromiso en la defensa de los Derechos Humanos con denuncias en voz alta sobre la explotación de las multinacionales en la destrucción extractiva, apoyando campañas de desinversión de esas industrias relacionadas al daño socioecológico de la Amazonía. Exigir la creación de un fondo mundial para cubrir parte de los presupuestos de las comunidades presentes en la Amazonía que promueven su desarrollo integral y autosostenible con el fin de reparar la deuda ecológica que tienen los países con la Amazonía.
Reclaman que se confieran y desarrollen ministerios para hombres y mujeres y sea instituido el ministerio de la mujer dirigente de la comunidad; que se fomente también la formación de mujeres en estudios de teología sistemática y derecho canónico, valorando su presencia en organizaciones y liderazgo dentro y fuera del entorno eclesial.
Abrir la posibilidad de ordenar sacerdotes a hombres idóneos y reconocidos de la comunidad pudiendo éstos tener familia legítimamente constituida y estable.
Las conclusiones del Sínodo abren una puerta de consecuencias impredecibles ya que se pone sobre la mesa la tradición del celibato y la posible sublevación de los sectores más tradicionalistas de la iglesia católica, pero ante su crisis, puede ser una herramienta para iniciar cambios reales más allá de su efímera puesta en escena vaticana.