Equipos médicos, aliados silenciosos en la pandemia

¿Cómo es posible que haya quienes se atrevan a atacar a los doctores, enfermeros, empleados de hospitales, clínicas y centros de auxilio, porque piensan que traen el contagio?

Atacar a quienes te ayudan a vivir en esta pandemia del demonio y en las enfermedades cotidianas, es endemoniado. Que forma tan estúpida de pensar y de actuar, de algunos.

Qué enfermos deben estar (de la mente) estos sin juicio que agreden a quienes arriesgan su vida y la de sus familias al poder contagiarse, al hacer su trabajo… Salvar la vida de los enfermos, de quienes se contagiaron por accidente o por irresponsables.

Juran servir

Hipócratesera un médico griego nacido en el año 460 AC. Se le considera el fundador de la medicina (en reconocimiento a sus contribuciones a esta ciencia, como fundador de la escuela que lleva su nombre”.

El Juramento Hipocrático:“es un obligatorio ético, que solo pueden hacer las personas que se gradúan en las carreras universitarias de Medicina”. Que es modelo a seguir por todo trabajador del sector salud del mundo.

Texto actual (Convención de Ginebra):

“COMO MIEMBRO DE LA PROFESIÓN MÉDICA: PROMETO SOLEMNEMENTE dedicar mi vida al servicio de la humanidad; VELAR ante todo por la salud y el bienestar de mis pacientes; RESPETAR la autonomía y la dignidad de mis pacientes; VELAR con el máximo respeto por la vida humana; NO PERMITIR que consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mis pacientes; GUARDAR Y RESPETAR los secretos que se me hayan confiado, incluso después del fallecimiento de mis pacientes; EJERCER mi profesión con conciencia y dignidad, conforme a la buena práctica médica; PROMOVER el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica; OTORGAR a mis maestros, colegas y estudiantes el respeto y la gratitud que merecen; COMPARTIR mis conocimientos médicos en beneficio del paciente y del avance de la salud; CUIDAR mi propia salud, bienestar y capacidades para prestar una atención médica del más alto nivel; NO EMPLEAR mis conocimientos médicos para violar los derechos humanos y las libertades ciudadanas, ni siquiera bajo amenaza; HAGO ESTA PROMESA solemne y libremente, empeñando mi palabra de honor”.

¿Y tú, atacador de salvavidas, a qué te comprometes, qué juraste para ayudar al prójimo, para salvar vidas aun a costa de la tuya?

¿Debe agregarse al Juramento, la consigna: “Salvaré la vida, inclusive, y atenderé con esmero a los desquiciados que nos agreden por cumplir con nuestro deber y a sus familias si es preciso, apostando mi propia salud y vida (y la de los míos, si se requiere)?”.

Honor y ética

Soy hijo, hermano y sobrino de médicos y estoy tan orgulloso de ser indirecta parte de esta academia de profesionales de la salud.

Varios sobrinos estudian está sagrada profesión y sé que honrarán a sus mayores, desde ahora que estudian y practican, y cuando les toque intentar llenar los zapatos de quienes relevarán. Y hasta de sus comprometidos ancestros, médicos respetados por conocimiento y ética.

Se de qué están hechos los doctores, lo vi y aprendí en casa desde niño. Se y doy testimonio de lo sobresaliente (en esta sociedad degradada)… porque se, que como profesión y jurada obligación, los doctores y todo el equipo médico, ¡ESTÁN ENSEÑADOS A SERVIR!

Desviaciones

Lejos de ser agresores de quienes nos sirven sin interés ajeno a la profesión, y con su camiseta bien puesta, debemos ser escudo de estos profesionales de la salud. Ellos son “los aliados silenciosos en la pandemia”.

Por el contrario de quienes agreden, debemos ser denunciantes de toda desviación en la atención, denunciar a quienes hacen negocio ilícito con la emergencia y a aquellos que usan el dinero público destinado a la emergencia en temas ajenos o haciendo negocio y desviando el dinero que debe salvar vidas.

Yo reconozco

Mi reconocimiento sincero, auténtico, efusivo y extenso a todos quienes trabajan en el sector salud, público y privado y que están sirviendo a la humanidad en estos momentos decisivos.

Mi reconocimiento sincero, auténtico, efusivo y extenso a todos los ciudadanos, empresarios, comerciantes, a quienes, en lo grupal o individual, ayudan a los demás en estos tiempos de miedo y muerte en el mundo, por el Coronavirus (COVID-19).

Mi reconocimiento sincero, auténtico, efusivo y extenso a los buenos y éticos gobernantes y servidores públicos que honran su trabajo y sirven desinteresadamente a la gente en estos tiempos de desafío moral.

¡Dios salve a los doctores, enfermeros, empleados de hospitales, clínicas y centros de auxilio, de México y el mundo: A todos los que juraron servir a la humanidad y lo hacen con moral y ética. Exponiéndose!

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