Se habla desde hace varios años del éxito comercial chino; se le pone de ejemplo a la hora de entrar a valorar temas como eficiencias y productividad, pero rara vez se va a los mecanismos de control que han propiciado estas altas cifras en el gigante asiático.
Ahora nos llega la noticia de que un sistema de “vigilancia emocional” está siendo probado en ese país, que permite monitorear las ondas cerebrales de los trabajadores.
Como detalla la revista Technology Review de MIT, no pocas empresas ha puesto en marcha un sistema que, a través de sensores incrustados en los cascos y en las gorras de los trabajadores, transmite de forma inalámbrica y hacia una computadora una serie de datos aportados por las ondas cerebrales de los implicados.
Todo esto de manera muy similar a la de un electroencefalograma, con el apoyo tácito del gobierno chino y la colaboración de desarrolladores privados de software.
Seguidamente, los algoritmos de inteligencia artificial escanean estos datos y resaltan valores atípicos que demuestran la presencia de sensaciones como la ansiedad, la ira o la angustia.
De esta manera, según un informe del periódico South China Morning Post (SCMP), muchos CEOs de compañías en las que trabajan miles de empleados pueden ser capaces de examinar las ondas cerebrales de sus empleados en busca de signos que puedan equivaler a una disminución del rendimiento laboral y al detrimento de la empresa.
Se habla incluso de que ciertas compañías incrustan estos sensores en auriculares con realidad virtual (VR) con los que monitorean las emociones de los trabajadores durante ejercicios de entrenamiento.
Hasta la fecha, se desconoce la cifra de trabajadores chinos que se han expuesto a este sistema, aunque sí queda claro que esta tecnología se está implementando “en una escala sin precedentes” en el país asiático.
Entre la docena de empresas que ya habrían aplicado este sistema de vigilancia emocional estarían la compañía manufacturera Hangzhou Zhongheng Electric, así como la State Grid Zhejiang Electric Power.
En esta segunda, localizada en la ciudad de Hangzhou, en el sudeste del país, las ganancias aumentaron en 315 millones de dólares desde que se introdujo la tecnología en 2014, dijo un funcionario al South China Morning Post.
Otras compañías militares, de transporte público y algunas empresas estatales también lo usan.
Así funciona esta tecnología
“Cuando el sistema emite una alerta, el gerente le pide al trabajador que se tome un día libre o que pase a una labor menos estresante”, precisa Jin Jia, profesor asociado de la Universidad de Ningbo, sede de uno de los principales centros de investigación del proyecto. “Algunos trabajos requieren alta concentración. Ahí no hay lugar para un error”.
En cuanto a los empleados, el científico admite que “pensaron que podríamos leer su mente”, lo que provocó “cierta incomodidad y resistencia al principio”. “Después de un tiempo se acostumbraron al dispositivo… Lo llevaban todo el día en el trabajo”.
De acuerdo con Cheng Jingzhou, el funcionario que supervisa el programa de la compañía, “no hay dudas sobre su efecto”, mientras los datos cerebrales ayudan a que el trabajo de 40.000 personas alcance estándares más altos.
En paralelo, otro tipo de sensor fabricado por la compañía de tecnología Deayea se emplea en los cascos de los conductores de trenes de la línea ferroviaria de alta velocidad entre Beijing y Shanghai. Este sensor puede incluso disparar una alarma si un controlador se queda dormido.
El uso generalizado del monitoreo de las emociones puede marcar una nueva etapa en el estado de vigilancia de China, que se ha centrado principalmente en el reconocimiento facial y el aumento de la censura en Internet.
(Yahoo! Finanzas).