Miedo da que el nombre de nuestro estado aparezca en los medios de comunicación estadounidenses, porque con gran frecuencia se trata de información sobre corrupción en la que aparece el apellido Moreira.
Ahora la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos sancionó a la empresa WAC, World Acceptance Corporation, por haber otorgado en sobornos unos 4 millones 100 mil dólares, entre 2010 y 2017, a funcionarios y líderes sindicales que servían como intermediarios para colocar créditos que se cobraban vía nómina en instituciones públicas.
Y para no variar, la noticia es que esos pagos indebidos comenzaron en Coahuila en tiempos de Humberto Moreira. Con excepción de los fenómenos naturales, no hay nada que le haya causado más daño a Coahuila que los hermanos Moreira.
Desde la megadeuda, hasta el empleo de empresas fantasma, los ex gobernadores no hicieron otra cosa que saquear las arcas coahuilenses. Y hasta el momento, eso sucedió con absoluta impunidad.
Cierto, gracias a la justicia norteamericana han caído algunos de sus cómplices. Pero los principales responsables del desfalco siguen allí, sin que sus nombres aparezcan ni por accidente en los discursos de la 4T.
Aunque, como sabemos, es todavía peor que eso, porque en el Congreso de Coahuila hemos sido testigos de cómo se ha impedido que prospere cualquier intento por traer a los hermanos a rendir cuentas.
Y mientras Humberto dedica su tiempo a demandar periodistas que se atreven a decir la verdad y Rubén apoya casi con descaro toda iniciativa conveniente al actual gobierno, los coahuilenses seguimos pagando los platos que ellos quebraron. Qué bien le caerían a nuestro estado, en medio de esta profunda crisis, al menos parte de los 18 mil millones de pesos de la deuda cuyo destino es un absoluto misterio.
Cuántos respiradores podrían adquirirse con los 745 millones facturados a empresas fantasmas.
¿Qué tan atractivo para la inversión sería nuestro estado si todo ese dinero “perdido” se hubiera aplicado en infraestructura? Esos virus de apellido Moreira infectaron con furia a nuestra entidad.
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