La deuda del gobierno de Coahuila que con saña y maldad fue endosada a los coahuilenses, tiene una génesis de trucos y fraudes, es desproporcionada al grado de llamarse MegaDeuda.
El gobierno antes del moreirato, el presidido por Enrique Martínez y Martínez (el padrino de Moreira), dejó una deuda de 900 millones, considerada “deuda cero”.
En aquel año 2005 en el que Enrique dejaba el poder (entregado a Humberto Moreira), fue criticado porque despreció contratar deuda como palanca de desarrollo y prefirió un gobierno de pocas obras relevantes, por cierto, una de ellas fue el distribuidor vial Revolución, en Torreón, mismo que tuvo que ser derruido por “construirse con insuficientes y malos materiales” y colapsar (… bien cobrado).
El Bailador
El Bailador Humberto Moreira, nos bailó con 46,000 millones, declarados deuda.
Firmas falsas, enredos con Hacienda, mucha obra, sí, pero sin explicación ni conciliación financiera (deuda ocultada y reservada por el Congreso), danza de los millones y tranzas con los bancos, es el balance a groso modo, de la MegaDeuda.
Un robo monumental hecho deuda pública, con dinero llegado a cuentas personales de Moreira y familiares, y a paraísos fiscales, y que hasta el extesorero Javier Villarreal se llevó una bolsa a Texas, imaginen de qué tamaño que regresó 5000 millones a una Corte de Texas.
El extesorero y luego 11 meses interino de Humberto, para cerrar el sexenio (Jorge Juan Torres López), como Villareal, también cayó preso en Texas, ambos pagaron por los ladrones Moreira (ellos los entregaron a “los perros” gringos). No olvidemos que Jorge Torres declaró en Corpus Cristi, Texas, que “lavaban dinero en la Tesorería de Coahuila”.
En este primer sexenio del moreirato, el Gordo Moreira (Rubén Ignacio) ya mandaba en las finanzas y en las áreas de justicia y seguridad. Villarreal y Torres, eran en la realidad empleados de Rubén no de Humberto.
El Gordo Fachas
Heredó el poder Humberto a su hermano Rubén, esa época de luna de miel de los hermanos Moreira, donde presumían, cual fórmula ganadora, que: “Humberto era popular y Rubén, cerebral”. Y, no dicho, cínicos y hambrientos, ambos.
Las manos largas de los Moreira llegaron al dinero de la Tesorería y los pactos con criminales los enriquecieron rápidamente.
Rubén siguió pidiendo dinero, a como dé lugar se contrataban créditos sin compromiso de pago, todo aventado y la deuda creciendo en vez de reducirse. La oscura relación con ciertos bancos opaca la realidad financiera de la deuda de Coahuila. Rubén siguió pagando millones de intereses moratorios y normales, pero suspendió el pago al capital y la deuda expandió.
El Chapo Riquelme
Chapo por chaparro, mote norteño, así Miguel Riquelme quien ejerce una gerencia de negocios de los Moreira, más que un gobierno; un gris y enano sexenio, uno con alto grado de corrupción y encubrimiento.
Riquelme siguió el vicio robador. Fiel alumno Moreira, Miguel continuó robos disfrazados llamados cariñosamente; “reestructura de deuda”, actos privados en complicidad con bancos en los que se maromea la deuda, se sacan decenas de millones que se embolsan, se patea el bote a más años.
Antier, en pleno año de Hidalgo (vulgo del robo de fin de sexenio), Riquelme golpea de nuevo a los “alegres y contentos” coahuilenses, una nueva reestructura de duda que lleva el adeudo a 46,000 millones, a 25 años más, con el consabido embolsamiento de millones, y con un negocio ampliado para banqueros que cobrarán 6000 millones por año, solo de intereses (150,000 millones en 25 años, más lo pagado hasta hora).
Sin obra y sin crecimiento
Coahuila sigue endeudada y las participaciones federales, comprometidas.
Los políticos en el gobierno de Coahuila gritan que AMLO es malvado y les recorta el presupuesto, y quizás haya algo de cierto, pero no hablan de que el robo en las dependencias de gobierno, estatales, es generalizado, institucionalizado, y que la deuda ahoga a la administración coahuilteca.
La obra pública en este sexenio (el tercer sexenio del moreirato), que por fortuna termina el día ultimo de noviembre, es exigua y mala. El crecimiento es nulo, el gasto corriente es extremo y el gasto en imagen es descomunal (insultantes ante la creciente pobreza).
Moreira (los Moreira) “está en deuda” con los coahuilenses (en MegaDeuda). Impunes y ganadores.
Nuevo gobierno
Manolo Jiménez Salinas, quien el 1 de diciembre será gobernador constitucional, hereda esta realidad financiera, política y social.
El de Manolo puede ser un gobierno más de estos del “moreirato que ya no existe”, o podrá ser uno innovado y menos corrupto, con justicia social y desarrollo pleno.
Manolo no tendrá que pagar la deuda en su sexenio, Manolo hará obras y se notarán porque casi no hay, Manolo no volteará para atrás… y eso es lema.