El sábado 6 de mayo citaron a los líderes de colonias, (afiliados al PRI por supuesto) a una junta urgente en el Hospital Materno Infantil (en eterna construcción), al oriente de Saltillo. Llegó el gobernador, flanqueado por la diputada Carolina Viggiano, por el secretario de salud (el aludido) y el de desarrollo social (el de la clientela).
Todo el guato fue para decir que unos “malos candidatos” andaban intrigando contra esta lindura de gobierno que tenemos, y que lo criticaban porque “no hay salud en Coahuila” (ni médicos, ni medicinas, ni instalaciones adecuadas), pero que él (Rubén Moreira) decía, que sí hay salud.
Eventos similares se ordenaron para cada región del estado.
Les dio un recorrido por las instalaciones de este nosocomio en construcción, por otro cercano (también en construcción ya hace muchos meses y con recurso federal). Les dijo que aunque se terminarán hasta el final del sexenio o más allá, esa era una buena infraestructura. Que de inmediato convocaran a sus gentes (la nómina pagada del PRI-Gobierno) y las convencieran a como diera lugar de que la salud es un paraíso en Coahuilandia.
Lo que no dijo Moreira…
Las campañas políticas (que a veces son oportunidad de golpes, son también las ventanas del alma de la gente, dolida con su gobierno) han sido el vehículo para decir tantas cosas malas que nos pasan en Coahuila. Una de ellas es la evidencia de que el gobierno del estado, de forma indolente y aviesa, se acaba (desaparece, esfuma, esquilma) el presupuesto federal, estatal y municipales, que debió usar para brindar salud al pueblo (obligación constitucional y actividad que debe enorgullecer a quien la lleva a cabo).
No hay salud en Coahuila (ni medicinas, ni médicos), miente quien dice lo contrario.
Imaginen señores, garantizar la salud del pueblo, que enorme orgullo (pero no, se llevaron el dinero y los profesores, los pensionados, los campesinos, la gente pobre, mueren por falta de atención).
Las EmpresasFantasma, la corrupción en todas sus formas y manifestaciones, han acabado con el dinero para la salud del magisterio, de los habitantes del campo, de los colonos populares y de toda la gente que debiera acceder a esta prestación obligatoria. Con la salud no se juega y ellos, estos infames, se llevan el dinero y no les importan las garantías sociales mínimas de la gente fregada.
Los líderes de colonos, se veían unos a otros. Musitaban: ¿por qué no nos llevan a los hospitales que están abiertos, para que veamos (que vean ellos que se atienden en hospitales de lujo) la pésima atención que hay, para comprobarles que no hay doctores, ni camas suficientes, ni medicinas.
Esto es puro teatro electoral. Vean, si eso dicen los del PRI, que cobran dinero y regalos cada semana, pues, qué dirán los no maiceados.