Porque el poder solo se detenta para servir, es indispensable entender que la autoridad no la confiere un puesto, es el puesto el que se debe entregar a quien ostenta autoridad.
Sin duda elegir a un presidente, gobernador o alcalde no es tarea fácil en estos días, el primer problema sobre este asunto es la escasa y mala oferta de los partidos; regularmente ellos ponen como candidatos a individuos por acuerdos entre cúpulas cerradas que no tienen que ver con lo que necesita la población, eso a veces nos obliga a escoger entre individuos impresentables e incapaces. Según Platón el Gobierno perfecto tiene que estar constituido por los que “Saben” y con eso no se refiere al verbo Gobernar, se refiere puramente al concepto de conocer y entender en general. Sin contradecir a Platón, supongo que no solo esa característica es indispensable, pues son necesarias varias cosas mas y estas son las siguientes:
Ciencia, donde los que gobiernan son instruidos, académicamente preparados e institucionalmente reconocidos; Inteligencia, tan simple como la capacidad para resolver problemas; eficiencia, donde se reconoce la habilidad para hacer más con menos; consistencia, que se manifiesta en la integridad de alguien que actúa como habla y persiste en su búsqueda de un objetivo; prudencia, que se manifiesta en la cordura para no ser azaroso en las decisiones, para actuar a conveniencia de los gobernados y para ser cauto en toda la extensión de esta palabra; humildad, que llena de nobleza al quien trata con respeto, caridad, y amor a la humanidad; resiliencia, para soportar el rechazo, superar el fracaso, corregir los hierros y prevalecer; amor al pueblo, enorgulleciéndose y aportando para su logros y tolerando y compadeciéndose de sus hierros y caídas; Con ojos y oídos abiertos y puestos fuera de su burbuja, para no dejarse marear por los cortesanos, para escuchar el murmullo de la gente y entender sus razones y anhelos; llevar en la boca palabras de aliento y nunca de animosidad, para inspirar a su pueblo y saberlo relajar, para ganar su respeto y hacerlo progresar, para que aprenda a salir al mundo y en cualquier lugar triunfar.
Con estas características podemos evaluar a cualquier persona que nos quiera gobernar. Como dijo Stuart Mill, “Un pueblo libre y educado es esencial para el éxito de la democracia” por eso tomemos esto como una guía mínima para elegir con acierto, pues de no hacerlo con toda responsabilidad, caeríamos en la oclocracia, donde la turba extraviada, violenta y desordenada lleva a un país al caos y a la tiranía sin final.
¡Que Dios Nos Bendiga!
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