“En el tema de la tecnología, las y los ministros de la SCJN cuentan con dispositivos de alta gama como teléfonos y equipos de cómputo“.
De acuerdo con la cuenta de Twitter del Gobierno Mexicano (@GobiernoMX) y su más reciente campaña contra la Suprema Corte, los mexicanos debemos estar ofendidos y escandalizados porque a los ministros de la corte se les asignan y pagan celulares, computadoras y tabletas. A muchos no nos sorprende un tuit así de un gobierno chiquito, poquito y limitado, ese que cree que la austeridat (sic) es una carrera para llegar en último lugar, mientras despilfarra en proyectos faraónicos con utilidad y fecha de arranques inciertos. Siguiendo la lógica de los porros pseudo marxistas que manejan la comunicación social del gobierno mexicano, es normal que el titular del poder ejecutivo viva en un palacio, pero es inaceptable que quienes representan la cabeza del poder judicial tengan celulares o computadoras, especialmente aquellos que no son afines al proyecto de demolición en que se ha convertido la mal llamada 4T.
Una vez más, se percibe el tufo de nostalgia por el pasado, una alergia a la tecnología que se inserta en una capirotada de ideologías amorfas, sin pies ni cabeza, y donde la bala de plata es otorgarle el control de todo lo que no entienden o quieren entender a los militares, esos encabezados por un general que parece constantemente disfrazado de tortuga ninja en uniforme de camuflaje y que también en estos días nos quiso convencer de que su departamento “de alta gama” lo compró de oportunidad. Es decir, al gobierno le ofende la alta gama, pero solo en los bueyes del compadre. Mientras, los porros encargados del Twitter del Gobierno Federal ponen en práctica su mudez selectiva.
Quienes tienen ya más de 4 años en el poder se escandalizan por unos celulares o unas computadoras, pero no son capaces de atender la gran mayoría de los verdaderos temas para los que fueron puestos ahí. Los desfalcos en gastos de publicidad en la SEP de Nuño; el escándalo que es el Partido Verde, un negocio familiar descarado; el caso Odebrecht que no pasa de las fintas; el capitalismo de cuates, ahora cuates de la 4T; nuevos escándalos que se suman a la estafa maestra, como el de Segalmex; inseguridad desbordada y carteles que reciben gustosamente los abrazos; pobreza que no amaina. Mejor seguimos discutiendo temas triviales, enganchados con cualquier caja china armada en la mañanera.
Mientras la 4T hace como que hace, la oposición no entiende que no entiende. Así, somos los mexicanos, personajes insertados involuntariamente en el meme de los dos SpiderMan que se apuntan el uno al otro, indefensos entre dos “súper héroes” congelados y sin nuevas gracias ni poderes, pactando uno con el otro en una maravillosa muestra de lo que es una “Mexican standoff“. A final de cuentas pareciera que el gobierno en turno y el intento de oposición operan el uno para el otro, por más sombrerazos que aparenten darse. La oposición señala al gobierno en turno por no hacer lo que dijo que haría contra la corrupción, por ejemplo, pero al mismo tiempo cruza los dedos para que no cumpla, porque entonces tendrían que salir a flote todas sus faltas y difícilmente quedarían a salvo los cuadros más poderosos de los partidos. El gobierno, al no actuar, pacta impunidad a futuro.
Por eso, es por lo que los políticos profesionales flotan de partido a partido, para asegurarse de que los cambios sean de 360 grados (quedamos igual, pero mareados). Por eso es por lo que los partidos de oposición forman una alianza sin pegamento y con balas de salva, para cuidar el status quo. Ahí está también el ejemplo del líder del senado, el señor Monreal, quien en 1975 (a los 15 años) se afilió al PRI, fue regidor (a los 25 años), secretario municipal, diputado federal, senador suplente, en 1998 se pasó al PRD, gobernador de Zacatecas, senador por el Partido del Trabajo, miembro activo de Movimiento Ciudadano, diputado de nuevo, miembro activo de Morena, jefe delegacional en CDMX, y actualmente senador. Me pregunto cómo se verá su declaración patrimonial. El otro ejemplo es Marcelo Ebrard, otro personaje de la política desde los 21 años, que militó o tuvo candidaturas con el PRI, Partido Verde, Partido Centro Democrático, PRD, Movimiento Ciudadano y Morena, y que, ante lo nefasto de las opciones en la mesa, parece una opción viable, pero que está cortado con una tijera similar a la de Monreal: sin ideología alguna fuera de la danza por el poder, saltando de partido a partido en busca del siguiente hueso y buscando que las cosas cambien para quedar igual. Aun así, hay quienes piensan, en un verdadero y triste ejemplo de Síndrome de Estocolmo, que alguien como ellos puede ser el antídoto a la 4T y al movimiento obradorista.
Tristemente, los mexicanos somos rehenes de un gobierno poquito y de una clase política de muy baja gama.