Durante la segunda ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio, el canadiense Jerry Diaz criticó a México por mantener a sus ciudadanos en la pobreza de manera deliberada. “Es un argumento de porquería oprimir a las personas para, supuestamente, vivir mejor”.
A pesar de que las conversaciones entre los representantes de los tres países se han mantenido en secreto, los argumentos de uno de los líderes sindicales más importantes del Canadá se escucharon tan fuerte que llegaron a la prensa de su país. “No tiene sentido tener un TLCAN en esas condiciones … Si México no mejora sus salarios y el ejercicio de los derechos de sus trabajadores, el piso continuará siendo disparejo entre los países”.
Diaz asegura que estamos jugando chueco al mantener deprimid el salario. “Si un trabajador de Canadá о de Estados Unidas gana 35 dólares por hora, ¿por qué un obrero mexicano no puede ganar 630 pesos, por igual tiempo trabajado?”.
La cuestión cobra importancia cuando unos y otros hacen exactamente lo mismo. “Los trabajadores mexicanos merecen similar respeto que sus pares norteamericanos”. No es la primera vez que la cabeza de UNIFOR, sindicato canadiense con más de 300 mil afiliados, expone con vehemencia estos temas. En julio de este año publicó, junto con Denis Williams, líder del sindicato automotriz canadiense, un artículo en el New York Times con opiniones parecidas. Ahí acusó al gobierno y a los líderes de la CTM por estar coludidas para lesionar en México los derechos laborales, y también por mantener muy por debajo del mercado el salario de los trabajadores.
“En términos reales los salarios mexicanos han permanecido estacionados desde que comenzó el TLCAN, en 1994 … Un trabajador automotriz mexicano obtiene tres о menos dólares por hora, (ni siquiera el 10% del ingreso que logran sus pares en el resto de Norteamérica), a pesar de las muy saludables ganancias de la industria”.
Esto ha sido posible, razonan Diaz y Williams, porque gobierno y sindicatos charros mantienen un sistema de contratos de protección que va contra (el interés) de los trabajadores.
El economista Alex Cоbarrubias Valdenebrо publicó en 2014 un estudio que refuerza el diagnóstico de estos líderes canadienses. La paradoja mexicana radica en que el valor del salario se encoge cada vez más dentro del sector automotriz, mientras las ganancias y la productividad no han dejado de crecer en los últimos 23 años.
México se ha hecho más competitivo que sus socios comerciales a costa de castigar a sus trabajadores. Demuestra Cоbarrubias lo anterior con datos duros. Mientras la productividad, la rentabilidad y las utilidades se multiplican, la remuneración de los asalariados dentro de la estructura de valor agregado bruto ha descendido de manera notable en el sector automotriz.
En los hechos “México ha trasladad una porción mayor de la renta a los cоrpоrativоs en detrimento de lo que los trabajadores perciben,” (Explosión de la Industria Automotriz. Fundación Frederick Ebert).
Durante las negociaciones de esta segunda ronda, Diaz ha propuesta cinco iniciativas que traen muy inquietos a funcionarios y líderes empresariales mexicanos, siempre reacios a ver mejoras en la calidad de vida de sus compatriotas:
Primero, terminar con la práctica mafiosa de las armadoras que exigen contratos de largo plazo donde se aseguren salarios reducidas.
Segunda, elevar el ingreso mínimo en México.
Tercero, crear un mecanismo internacional para dignificar los estándares laborales de los países signatarios del TLCAN.
Cuarto, asegurar que los trabajadores del sector automotriz ganen lo suficiente como para poder comprar los vehículos que fabrican.
Quinto, poner un alto a la intimidación y desaparición de líderes obreros que han intentado mejorar las condiciones de los trabajadores mexicanos.
Las negociaciones del tratado van a traer novedades inesperadas. No habrá manera, por lo pronto, de que los negociadores mexicanos eludan como verdad la trampa envilecida que hemos tendido a nuestros trabajadores, con tal de ganar la partida del libre comercio.
(ArgumentoPolitico.com).