Gran clausura de los Juegos Olímpicos París 2024

Pocas imágenes más potentes para cerrar unos Juegos Olímpicos como la pista del Stade de France, convertida ayer en un mosaico grandilocuente repleto de guiños a la cultura francesa; un mundo tan luminoso, tan increíble, como el pebetero que a cada atardecer se elevó sobre el Jardín de las Tullerías. Tras dos semanas y media de historias que conmovieron a miles por sus valores deportivos, París bajó el telón a un escenario sinigual.

La idea de sacar las competencias de los estadios y llevarlas cerca de sus lugares más icónicos, como la Torre Eiffel, la Plaza de la Concordia o el Sena, era atrevida, pero a la vez realzó su luz y con ello encomendó a Los Ángeles –por tercera vez sede de la justa, tras 1932 y 1984– una especie de misión imposible para la edición de 2028. La capital francesa rindió un último homenaje a las mujeres con la primera ceremonia de premiación a las medallistas del maratón femenino, el cual tuvo un recorrido inspirado en la Marcha sobre Versalles de 1789.

Al recibir su medalla de oro, la etíope nacionalizada neerlandesa, Sifan Hassan, utilizó un hiyab rojo (velo que cubre la cabeza y el pecho de las mujeres musulmanas) en presencia del presidente Emmanuel Macron, sin importar que el país organizador prohibiera su uso a las atletas. Siento que estoy soñando, declaró la campeona olímpica, rodeada de más de 71 mil 500 personas en las gradas.

Desde el origen de los Juegos con el oráculo de Delfos a un mundo postapocalíptico, el responsable artístico de la inauguración, Thomas Jolly, despidió la justa con una inmensa carga simbólica sobre la importancia del deporte olímpico y su significado de unión y hermandad. “A pesar de las tensiones en todo el mundo, vinieron para hacer que la Ciudad Luz brillara como nunca antes”, declaró el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach. Sus actuaciones fueron increíbles, contribuyeron a que estos Juegos sean el inicio de una nueva era, una cultura de la paz.

A su salida del Jardín de las Tullerías, el nadador francés Leon Marchand, estrella de la justa con cuatro oros en pruebas individuales, dio comienzo a la ceremonia con el recorrido de la llama olímpica hacia el estadio en Saint-Denis, iluminando París por última vez con su flama.

Una vez en la pista, llevó el fuego hasta el centro del escenario para que Bach y deportistas que representan a cada región del mundo –su compatriota Teddy Riner, el cubano Mijaín López, la australiana Emma McKeon, la china Sun Yingsha, el keniano Eliud Kipchoge y la camerunesa afincada en Reino Unidos, Cindy Ngamba, primera monarca en la historia del equipo de refugiados– extinguieran su resplandor en un pequeño candil.

La humanidad es algo hermoso cuando se une, exclamó Macron en su discurso durante la apertura de la justa. Y los Juegos, con sus 205 delegaciones, demostraron que eso es cierto.

En el colorido desfile de delegaciones nacionales, diferentes atletas lucieron orgullosos las medallas que consiguieron en París. Durante su recorrido, el pequeño grupo de representantes mexicanos, que se vio reducido debido a que varios deportistas volvieron al país, desbordó alegría con el tradicional sombrero de charro y máscaras de luchador. Como abanderados estuvieron al frente el boxeador Marco Verde, quien conquistó una medalla de plata en 71 kilogramos, y Nuria Diosdado, de natación artística.

Un viajero del futuro

Representada mediante la Victoria de Samotracia, esta deidad ocupó el centro del escenario mientras un viajero dorado, interplanetario y del futuro reconstruía los rescoldos de su sociedad con elementos de la justa. Así, transformó el guion de esta ceremonia en una utopía con miras a 2028. Pero antes de dirigirse hacia el show hollywoodense, con el letrero de Hollywood adaptado a los Juegos, la clausura ofreció un tramo de discursos protocolarios con Tony Estanguet, presidente del Comité Organizador de París 2024, y Thomas Bach, titular del COI. También, un video en homenaje a los grandes momentos de las competencias.

A la conclusión del discurso de Bach, un coro juvenil y la misma orquesta sinfónica Divertimento interpretaron el himno olímpico oficial sobre una superficie de 2 mil 400 metros cuadrados.

Este fue el preludio al acto con el que Anne Hidalgo, alcaldesa de la capital francesa, pasó la bandera olímpica a Karen Bass, su homóloga de Los Ángeles, como símbolo del traspaso de sede para los Juegos Olímpicos 2028.

A partir de ahí, arrancó la parte más cinematográfica, con el popular actor estadunidense Tom Cruise, protagonista de la saga Misión imposible, llevando la bandera de los aros hasta Long Beach, lugar emblemático de California, donde todo vuelve a empezar.

La Jornada
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