Ayer 15 de septiembre y hoy 16, festejamos el 207 aniversario de la Independencia de México. Las ceremonias del Grito, el 15 por la noche, y el desfile militar del día siguiente, completan el cuadro. Recordamos que somos independientes de la opresión extranjera, pero olvidamos muchos que la gran celebración es ¡ser libres!
Refiriéndose a esta fecha conmemorativa y a su significado, escribió un colega del equipo de ColumnasdeMexico.com (Justiciero, en su columna Tribunal, de ayer)…
“Los yugos extranjeros son inadmisibles e irrepetibles, y los yugos internos, políticos (de los caciques, y de los monarcas que se aferran al poder corrupto, criminal, nepótico), deben ser despreciados y abolidos”.
No tengo más que coincidir con él. Nuestro yugo local tiene nombre y apellido. Nuestro cáncer se llama Moreira y corroe dañino las entrañas del cuerpo estatal: secuestraron al estado y lo han sometido a indecibles daños; han saqueado las arcas y quebrado las finanzas, han criminalizado las calles, han enconado a la sociedad y han mancillado (con sus sucias maniobras) el buen nombre de Coahuila.
Nuestro Grito hoy es de dolor.
Festejamos 207 años de ser libres como nación. Pero al tiempo, nos agravia el gobierno federal que tenemos y la forma corrompida con que gobierna, a su antojo, (el gobierno nacional más descalificado de la historia, reprobado por la sociedad). Una camarilla de interesados mal gobiernan el país, asociados con grupos de indeseables, para enriquecerse. Los fraudes son políticos, financieros y electorales.
En lo local, lloramos la estupidez de votar a estos infames (Los Moreira), dándoles el poder para que nos desvalijaran, y no de botarlos para siempre de esta tierra a la que han traicionado (deseo abierto de muchos y desafío subyacente de tantos). Nos duele haber confiado, nos duele el ser defraudados por una familia sin escrúpulos. Gritamos que nuestra dignidad está empeñada.
Los gobernadores andan sueltos. Diarreicos de robar, sin control en las finanzas ni en el endeudamiento. Coludidos con el crimen y delinquiendo ellos. Los negocios son la brújula de sus naves al garete. La anterior y esta, son generaciones podridas (así las han llamado los analistas y periodistas nacionales e internacionales). Claro que la corrupción no es nueva ni estos pillos la inventaron, pero ahora es descarada, de miles de millones cada gobierno, de dinero del cajón y de sobornos de los malos.
Dicen los descarados que el gobierno federal no los juzga porque es él quien les pide coludirse (con ellos, con aquellos y con los otros). La propia federación (PRI-Gobierno) les pide financiar campañas y se cuelgan de los gobernadores para ganar o arrebatar elecciones. Entonces, se piden mutuamente favores promiscuos e insanos y se dicen comprometidos (asociados), uno con el otro.
La alianza de la corrupción.
Parece ser este arreglo. De robo yo, y no veo que robas tú. Una alianza para robar y robar mucho. Una para socavar a las sociedades y dejar temblando a las tesorerías. Pero se equivocan, que unos roben no es justificación (sí pretexto) para que los otros también, o más.
Coahuila tiene dos Duarte, dos hermanos como Javier Duarte que se coludieron y nos asaltaron. Que imaginen por un momento los veracruzanos, que ahora los gobernara el hermano de Duarte, el hermano felón y maldito (de aquel ladrón y carancho). Que las mentiras transexenales y la colusión fueran la forma de gobernar su entidad, por doce años; y que quieran más. Aquí hay dos Duarte, dos Yarrington, dos Rodrigo Medina, dos Borge… Haber digan que están peor que en Coahuila. Atrévanse.
Gritos de Dolores.
Porque la independencia también tuvo hijos de Coahuila en esa lucha libertaria, damos el grito de Dolores.
Gritamos, fuera el mal gobierno, porque hijos de Coahuila hicieron la revolución.
Y gritamos de dolor por tanto cabrón que vino a perjudicarnos en la familia, en la sociedad y en el gobierno. Gritamos que duele la impunidad y la corrupción, y sus fiscales a modo, para querer salirse con la suya luego del robadero.
¡Viva México. Viva Coahuila! Muera el mal gobierno.