Guadiana, los Moreira y la sucesión en Coahuila (1 de 3)

Santana Armando Guadiana Tijerina quiso y pudo ser gobernador.

Aun con su vida licenciosa, su folclórico atuendo, su panza aventurera, sus frases descaradas y sus negocios singulares (plagados de intereses oscuros), Armando Guadiana tenía todo lo que el momento requiere para trabajar una estrategia emancipadora a los coahuilenses dolidos, para ser el próximo gobernador de Coahuila.

Recuerdan estimados lectores, aquel tiempo en que fue diputado local por el PRI (1973-1976, dos años con Eulalio Gutiérrez Treviño y uno con Oscar Flores Tapia) y cuando, ante la pregunta de un reportero, de que “si él (Guadiana) era honrado“, acuñará para la posteridad su frase lapidaria: “Honrado sí soy; pero… honrado, honrado, honrado, no soy”.

Tan cercano al Presidente estaba Santana Armando hasta hace meses, pero se perdió en el camino. Seguro que el señor López no es tipo fácil y que seguirlo y conservarlo, es mucho, pero cínico es “el viejo del Sombrerón“, ni duda cabe y aun con ello, la brújula MORENA se le extravió.

Un PRI en la lona, el apellido Moreira cual fantasma de una tragedia que no termina, la arrastrante imagen del amado líder e iluminado mesías y Guadiana en vez de aquilatar, se obnubila en sus negocios y pierde todo (también, este bigotón ha tomado elecciones políticas tan erradas que lo han enfriado).

El mayor error del guaripa baya panza de burro, quizás, fue rodearse de indeseables oportunistas. ¡Qué caro lo está pagando y ahí siguen, pegados a la ubre grande (estrenando cheroquee) y saboteándolo!

De prosapia y arrabal

Coahuila ha hecho gala de gobernadores insignes, de prosapia y prestigio.

Grandes maestros, reconocidos militares, doctores connotados, ingenieros visionarios y ciudadanos honestos, llegaron a dirigir los destinos coahuilenses, sirviendo con honor y ética política.

Ese perfil honorable y ese arquetipo de excelencia que se significaban en un gobernador, se fueron diluyendo al paso del tiempo, a la par del extraviado servicio público como vocación y carrera.

En la última época, de 38 años para acá, nos gobernó un abogado muy diablo, un profesor deformado, un economista salinista, un terrateniente que se dice economista, un profesor bailarín y defraudador, un ególatra sin títulos y sinvergüenza. Y ahora… un ingeniero, manipulado, corrupto y gris.

Estos recientes siete gobernadores ya no fueron lo mismo. Un afán de hacer negocios los consumió en su intento de hacer bien las cosas. Todos del PRI, usaron a las universidades para financiar sus campañas (Eliseo Mendoza empezó y la cosa ha venido a peor).

14 desquiciantes años

De 14 años a la fecha todo se derrumbó. Un Moreirato de por medio.

Dos hermanos de arrabal político (e insólita cuna de maestros), quisieron ser para poder y fraguaron una celada. Enrique Martínez creído como sagaz político y picudo enterrador, sucumbió a los embelesos de los descarados Moreira, en especial del menor que se lo bailó (lo mareo, por él llegó y luego lo tiró, lo tiraron). Y les entregó el poder al que, por la ruta tradicional nunca arribarían siendo tan ellos.

Se robaron todo, Los MoreiraEl buen nombre, la imagen estatal, la ruta del desarrollo, el dinero de la tesorería, los fondos de pensiones, los sobornos del crimen, los presupuestos de la pobreza, el campo y la salud (con empresas fantasma), el prestigio magisterial y hasta las escaneadas conversaciones privadas.

Impusieron al sucesor que más les convenía, (Miguel Riquelme), con la complacencia de algunos panistas entonces dueños absolutos del partido y con la de Peña Nieto. Fuera del mancillado apellido, poco a cambiado en dos años, en el gobierno corrupto y el rumbo torcido.

Había financiado Moreira una parte de la campaña de Peña vía el dinero robado al magisterio y mucho del dinero sucio que así lavaron. Enrique de Atlacomulco, honró “el pitufeo” y dobló a los Tribunales.

El resto es historia y la historia del poder corrupto en Coahuila, aterra.

La herencia maldita

Coahuila es conocido en el ámbito nacional y extranjero por los escándalos de corrupción y criminalidad.

Los Moreira siguen vinculados al crimen y al gobierno de Coahuila (bis).

Miguel Riquelme resultó lo esperado: Un títere del moreirato, un coleccionista de relojes caros y de propiedades regionales y extranjeras, un gris mandatario, un irresponsable financiero que sigue creciendo la deuda y solo paga millonarios intereses; un mentiroso copiador, un imitador de Moreira y un simple mandado.

Coahuila arrastra problemas heredados y Riquelme solo deja pasar el tiempo (se le mueren las regiones Centro y Carbonífera, por ejemplo y nada de fondo hace para remediar).

La llegada de López Obrador al poder cambió la formas y el fondo al que los del PRI estaban tan acostumbrados. Por una extraña razón y una incumplida promesa de AMLO de hacer justicia y acabar con la corrupción y la impunidad, los Moreira caminan campantes y fraguan más intentonas millonarias y criminales.

La sucesión

Armando Guadiana se arremangó los guangos pantalones y estiró los tirantes, se alió con quien fuera (Napo, Yeidckol, etc.), olvidó las rencillas con Los Moreira a quienes había denunciado ante la Corte Internacional de Justicia, en la Haya, Holanda, y se trepó al veloz tren del pejelagartismo.

Invirtió millones varios en la campaña tercera de Andrés Manuel y resultó ganador en el paquete.

Logró lo inaudito, siendo magnate y fifí, es senador por MORENA (partido de izquierda), es presidente de la Comisión de Energía en el Senado e impuso al superdelegado de la 4T en Coahuila. Vendió la quimera de ser el elegido como próximo gobernador (y tantos le creyeron, porque parecía que podía y la cúpula le sonreía).

A 16 meses del nuevo régimen, los pasos del lerdo dinosaurio mostachón, ya no pintan huellas profundas.

La nueva era política se prepara porque hay que renovar el Congreso de Coahuila. Entonces… El PAN, ya maduro, está aprendiendo de nuevo a ser oposición, solo que por ahora solo cuestiona al gobierno federal porque los compromisos con el PRI-Gobierno no terminan (y urge que lo hagan, urgimos oposición). Los del PRI se preparan y sacan temprano a balcón a señalados precandidatos a la sucesión (con un sello Moreira que parece indeleble). Otros locales, como UDC, a río revuelto pescan y se fortalecen.

La fuerza de MORENA en Coahuila se debilita a la par de la de Guadiana (se incrusta de indeseables, moreiristas algunos y se escinde en tribus). Los enredos por todos lados del senador y el helio mental que infla al superdelegado, hacen las cosas más difíciles cuando la votación está próxima (y la sucesión apurada) .

(CONTINUARÁ)…

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