Contra su propia tradición, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha acudido a uno de esos actos protocolarios que él considera superficiales y solo “para la foto”.
El mandatario ha acudido este lunes al último informe de labores del gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, miembro de la familia real del priísmo mexiquense, un núcleo con gran influencia en el partido y (aunque ahora en menor medida) en la vida política nacional. Nunca antes, en sus cinco años de mandato, López Obrador había asistido a un informe de labores de algún funcionario público, eventos más bien cortesanos, de arropamiento y beso de manos del personaje en cuestión. Pero el presidente tuvo motivos de sobra para hacer una excepción esta vez: mostrar su gratitud hacia el gobernador que ha entregado el Estado de México a Morena, el partido de López Obrador, tras las elecciones del pasado junio.
“Tenemos dos orígenes políticos distintos; sin embargo, nos hemos entendido, se han hecho obras en beneficio del pueblo del Estado de México, que eso es lo más importante. Podemos tener orígenes partidistas diferentes, distintos, pero como gobernantes debemos siempre de pensar en el pueblo, no puede haber banderas partidistas, tenemos que trabajar juntos, y lo hemos logrado porque Alfredo Del Mazo ha sido muy respetuoso, no ha confundido las cosas, no ha hecho politiquería, jamás una declaración en contra del Gobierno federal; ha sido muy respetuoso, y se lo agradecemos, se lo reconocemos”, ha dicho López Obrador en su conferencia de este lunes, en Palacio Nacional, antes de partir con rumbo a Toluca, la capital del Estado.
El presidente puso de ejemplo que Del Mazo, a diferencia de otros gobernadores de la oposición (como los de Chihuahua y Coahuila), no obstaculizó la repartición de los libros editados por el Gobierno federal para los alumnos de escuelas públicas. “En fin, tengo mucho que agradecerle y reconocerle al gobernador del Estado de México”, ha insistido López Obrador. Los periodistas le cuestionaron si Del Mazo va a colaborar en su Administración tras concluir su gestión en el Estado, el próximo 15 de septiembre. La pregunta no era arbitraria. Algunos exgobernadores del PRI han aceptado cargos en el Gobierno de López Obrador tras haber entregado la estafeta de sus Estados a Morena, algo en lo que los críticos ven un pago de favores del oficialismo. El presidente también ha dejado ver que Del Mazo sería más que bienvenido. “No sabemos qué decida Alfredo del Mazo hacia adelante, pero con nosotros ha tenido muy buena, mucho muy buena relación”, ha dicho.
El evento de despedida de Del Mazo estuvo lleno de simbolismos. Además de López Obrador, acudió como invitada especial la gobernadora entrante, la exsenadora y exsecretaria de Educación Delfina Gómez, que en los pasados comicios venció a la abanderada del priísmo, Alejandra del Moral. Era la segunda ocasión que Gómez intentaba ganar la gubernatura (en 2017 fue derrotada, precisamente, por Del Mazo). Y ahora, será la primera vez en casi cien años que el gobierno del Estado no esté controlado por el PRI. La derrota del priísmo mexiquense fue criticada en su momento por la nueva nomenclatura que comanda el partido, a cargo de Alejantro Alito Moreno, que acusó a Del Mazo de haberse rendido ante Morena. Del Mazo nunca admitió esos señalamientos y llamó a Alito “ingrato”, en referencia a que fue él quien hizo el mayor esfuerzo para que el tricolor retuviera el poder en el Estado.
La foto oficial de este lunes es muestra de esa transición política: Del Mazo sentado al lado de López Obrador, y después de este, Delfina Gómez. Por si faltasen señales de convergencia, el gobernador saliente también dedicó palabras de reconocimiento a la nueva mandataria. “El triunfo de la maestra Delfina Gómez Álvarez es una decisión histórica de los mexiquenses. Es la primera vez en que una mujer conducirá el destino de la Entidad y el reflejo de los nuevos tiempos que vivimos”, dijo en su discurso. “Por su disposición para llevar adelante una transición institucional y constructiva, hago un reconocimiento a la gobernadora electa. Coincidimos en la importancia de mantener un desarrollo con equidad y en la necesidad de seguir impulsando programas que respondan a convicciones de justicia social que identifican a la Administración entrante con la saliente, y a ambas con el proyecto del presidente de la República”.
Del Mazo es descendiente directo de dos gobernadores llamados como él. También es primo del expresidente de México, Enrique Peña Nieto (2012-2018). Su paso por la gubernatura no ha estado exenta de escándalos. En 2019, este periódico reveló que Del Mazo ocultó en 2012 una cuenta con 1,5 millones de euros en el paraíso fiscal de Andorra.
Cuando fue candidato en 2017, el priista omitió incluir la posesión de esa cuenta en su declaración patrimonial y de conflicto de intereses, una obligación para los candidatos en México. López Obrador ha repetido con Del Mazo el mismo trato deferente que ha tenido hacia Peña Nieto, a quien ha mostrado su gratitud por no interferir en las elecciones presidenciales de 2018 y haber permitido su triunfo en las urnas.