En los primeros cinco meses del año, el país recaudó 95 mil 795 millones 900 mil pesos por concepto de impuestos ambientales del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), de los cuales 86 mil 986 millones 800 mil pesos provinieron de gasolinas y diésel, mientras que ocho mil 809 millones 200 mil pesos de plaguicidas y carbono; 79% corresponde a la venta de combustibles a nivel federal.
La Secretaría de Hacienda respondió así a un exhorto emitido por la Comisión Permanente para conocer la forma en que ha operado el régimen fiscal del país.
El documento, emitido por la Administración General de Planeación Administración Central de Estudios Tributarios y Aduaneros del Servicio de Administración Tributaria (SAT), detalla los impuestos recibidos por mes y tipo de producto que lo generó.
Así, se observa que de enero a mayo México obtuvo un total de 86 mil 986 millones 800 mil pesos por venta de gasolinas y diésel; de los cuales, 76 mil 261 millones 400 pesos, es decir, 87.67%, provienen del servicio federal y 10 mil 725 millones 400 mil pesos del servicio en los estados.
También en el mismo periodo, los plaguicidas generaron un total de 262 millones 800 mil pesos de impuestos ambientales y el carbono tuvo un comportamiento variable, ya que en enero registró una pérdida de mil 302 millones 600 mil pesos, pero a partir de febrero comenzó a reponerse hasta que en abril sumó ocho mil 491 millones 300 mil pesos; por lo tanto, el carbono generó ingresos, entre febrero y mayo, por ocho mil 546 millones 400 mil pesos.
Reporte mensual
El reporte horizontal de los ingresos permite detectar que abril fue el mes que más ganancias produjo para el Estado en materia de impuesto ambiental, al sumar 23 mil 530 millones 600 mil pesos; seguido de mayo, con 20 mil 567 millones de pesos; marzo, con 17 mil 944 millones 100 mil pesos; febrero con 16 mil 892 millones 200 mil pesos y en enero fue el más bajo con 16 mil 862 millones de pesos.
Las autoridades fiscales recuerdan en el escrito enviado a la Comisión Permanente que “el impuesto a combustibles fósiles se basa en el principio fundamental de ‘quien contamina paga’, propiciando la adopción de tecnologías más limpias en la producción de bienes y servicios (tecnologías verdes), permitiendo ayudar a limpiar el aire de nuestras ciudades, reducir las enfermedades respiratorias, los gastos en salud pública y, por lo tanto, generar mayor productividad”.
Añade que “se propuso que el impuesto sea calculado mensualmente al momento en que se cobren las contrataciones por enajenación e importación de combustibles fósiles que realicen fabricantes, productores e importadores, aplicando cuotas específicas por tipo de combustible, considerando las toneladas de bióxido de carbono por unidad de volumen”.
Con información de Excélsior