Tan inmersa en la vida parecías
que nadie imaginó que se abrirían
tus alas más allá del corazón.
Tan inmersa en la vida te cruzabas
con ballenas de luz y alegres peces,
que nadie te advirtió que las escamas
del dolor circundaban tu futuro.
Tan inmersa en la luz, tan dibujada
la corta línea de tu vida,
se apagó y nos dejó frente a los ojos
la sangre que fluyó sin anunciarse.