La implementación de estos proyectos por parte del gobierno federal se dio a raíz del encarecimiento de precios por la crisis sanitaria. El Pacic, que tuvo al menos tres versiones diferentes, consistió en fijar el precio de 24 productos de la canasta básica.
Además, la Secretaría de Hacienda dispersó varios estímulos fiscales para evitar gasolinazos.
“Se necesitaba ver la economía por entidades y regiones para saber qué era lo mejor para cada población. Hacer ajustes necesarios cada cierto tiempo, hay patrones de consumo diferentes por estado, y se necesitaba tener gente que entendiera la dinámica de cada mercado”, agregó el presidente de la Anpec, organismo que representa a más de 213 mil pequeños comercios como tiendas de abarrotes, papelerías y misceláneas.
Si bien el problema de la inflación se disparó después del año más álgido de la pandemia en 2020, se intensificó por conflictos geopolíticos como el de Rusia y Ucrania, añadió César Salazar, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
El especialista recordó que a inicios de 2000, la economía mexicana atravesaba por un proceso de estabilización luego de registrar niveles de inflación de más de 10 por ciento, mientras los trabajadores no tenían aumentos salariales y la creación de empleo era precaria.
Ya entre 2006 y 2012, durante los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, el país se benefició de mayores ingresos petroleros y una política fiscal que también ayudó al mercado laboral.
“La dinámica del mercado era diferente. Se podría decir que estábamos mejor porque la inflación no era tan elevada, pero a nivel general, los salarios eran bajos o el empleo era precario, contrario a la actualidad”, matizó el investigador de la UNAM.
Además de la pandemia, el sexenio de Andrés Manuel López Obrador se caracterizó por aumentar el salario mínimo cada año. A inicios de su mandato, el ingreso mensual de los trabajadores era de 88 pesos diarios y para enero de 2024 se fijó una línea de 249 pesos.
De acuerdo con Alejandro Saldaña, economista en jefe de Grupo Financiero Ve por Más, entre los riesgos para la inflación en el segundo semestre del año se encuentran una mayor depreciación del peso frente al dólar.
“La depreciación cambiaria observada en junio, de extenderse, ejercería algo de presión al alza en bienes importados. La latencia de tensiones geopolíticas y eventos climáticos adversos pueden mantener elevados los precios de productos energéticos y alimentarios”, dijo el especialista.
En junio de 2024, la inflación general anual en el país alcanzó un nivel de 4.98 por ciento, según el Inegi. Con ello, en el primer semestre del último año de gobierno del presidente López Obrador la inflación acumulada fue de 1.68 por ciento, la más alta para un mismo periodo desde 2000.
El Sol de México