Se pueden oír comentarios de personas encumbradas, pobres y de diversas ideologías, donde se menciona que los Mexicanos estamos siempre atentos a la oportunidad de llenarnos las bolsas sin importar el origen de lo que nos guardemos, partiendo de que las consecuencias no sean graves para el que toma sin merecer y sobre todo para el que gana sin producir.
La historia de la impunidad en México supera nuestra vida como País, y aún cuando algunos historiadores aseveran que los antiguos pobladores del valle de Anáhuac eran inflexibles a la hora de juzgar y condenar a quienes infringían los códigos de la otrora concentración urbana mas avanzada de la historia, es increíble pensar que aquella gran ciudad surcada por caudalosos canales y equipada con drenajes y sistemas de irrigación equiparables a la primera caminata lunar para los hombres de los 60´s se haya visto arrasada por solo 500 mamarrachos barbados, muertos de hambre por la larga travesía que les precedía, armados con escasos mosquetones y montados en dos decenas de jamelgos plagados de pulgas. Increíblemente, los mexicanos de hoy no podemos ver bien a los españoles ni por la hazaña de conquistar a tan avanzado pueblo, en cambio asumimos que fue la viruela y no la dejadez y enraizados fanatismos de nuestros antecesores lo que consumó la enorme derrota del pueblo viejo.
Con seguridad existen muchas cosas de las que nos podemos sentir orgullosos como Mexicanos, y sin duda, si en lugar de negar nuestra mitad europea, nos asumiéramos también como hijos de esos 500 pistoleros españoles sin demérito de nuestros gloriosos antepasados indígenas, entenderíamos mejor que son muchos nuestros fallos, pero también tenemos un enorme cumulo de aciertos.
La realidad de estos últimos 4 siglos, es que no tenemos claro quienes somos ni nuestra responsabilidad con relación a lo que nos pasa, cuando nuestra cultura incluya la certeza de que solo nosotros construimos la vida y destino que nos corresponden, sin culpar de nuestras desgracias a los gringos; o a los ricos; o al partido X, entonces venceremos la verdadera causa de ésta trágica realidad y conseguiremos surgir con la grandeza que buscamos afanosamente en un pasado que no volverá. Cuan sabio sería no esperar justicia si aprobamos la impunidad cuando nos premia; que inteligente sería no esperar riqueza si no soportamos la carga de un trabajo productivo, que maravilloso sería que no exigiéramos respeto si no tenemos la cordura para respetar a los demás; Como gozaríamos si aprendiéramos a ser honestos desde el poder y no solo cuando no tenemos en frente algo que nos pueda parecer de provecho.
¿En verdad sabemos que somos mas los buenos? ¿Entendemos que no podemos llegar a un mejor lugar si seguimos andando por el mismo camino? Sin duda algunos conocemos los resultados de hacer las cosas bien y la maravillosa sensación de satisfacer nuestras necesidades sin demerito de nadie y por la gracia de nuestro trabajo, Pero ¿Qué podemos hacer para que esa sensación llene las vidas de los demás? ¿Cómo podemos cambiar nuestro entorno empezando por el que pisa nuestros zapatos? ¿Cuándo vamos a hacer el bien porque simplemente se puede? Si hoy trabajamos mas en nuestros propios actos, si negamos el paso al poder al tirano que nos promete dividendos y nos concentramos en elegir a quien presente un mejor perfil para trocar el camino, para emprender el ascenso y para trabajar juntos, entonces nada oculto nos detendrá.
¡Que Dios Nos Bendiga!
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