Cuatro meses han transcurrido de la elección de Coahuila, cuatro meses de ese fraude mayúsculo e insultante: de una elección de estado, de miles de millones gastados en un proyecto transexenal, del sometimiento de las autoridades electorales. De una orquestada triquiñuela para salir limpios, luego de un moreirato ladrón y criminal. De gastar dinero del pueblo para seguir fregando al pueblo.
Luego del fraude del PRI-Gobierno, y del fracaso individual, cinco de siete candidatos se constituyeron en un Frente Por La Dignidad.
Inútil, se antoja la actividad del Frente.
Cuando las cosas parecen más oscuras en los sótanos del poder, cuando los hampones se ven seguros de salirse con la suya, cuando es evidente que se gasta el tiempo (escondiendo los palpes del juicio) para asestar el golpe fatal en el último momento; el Frente Por La Dignidad de Coahuila está apagándose.
Nada útil, pusilánime, complaciente con los ritmos y modos de Moreira, así se ve el accionar del Frente Por la Dignidad. La sociedad se siente impotente por el fraude y la ventaja que ganan los bandidos. Molestos los coahuilenses por los hechos electorales y enojados por los no hechos de estos candidatos, unidos en la protesta pero desanimados en la acción. Casi entregados.
La gente tiene memoria y dignidad. Recuerda que, el protagonismo y la soberbia de aquellos candidatos, que no se unieron para la elección, despreciando el voto útil, facilitó el fraude. Por eso les exige ahora “que defiendan” unidos, activos, combativos, hasta insurgentes e insurrectos. Con coraje, con dignidad, por ellos y por “su gente”.
Cabalgatas, fotos, frases valentonas contra Moreira. Mensajes, fotos de visitas a tribunales; así se concreta la actividad y defensa del Frente. Estamos fritos.
En lo individual, destaca el Ingeniero Armando Guadiana Tijerina, denunciando hechos ante autoridades competentes, y difundiendo videos de denuncia social. El resto, son comunicados y posicionamientos del Frente o los ex candidatos, sobre sucesos coyunturales.
¿Qué pide la gente?
•Tomar la calle: las calles, las carreteras, los puentes internacionales, las oficinas públicas. Las dependencias electorales, esas “que se venden”.
• Ser ruidosos. Gritar justicia, exigir legalidad. Iniciar el trabajo del TEPJF, para ello hay que empujar a Valeriano Valdés Cabello y a su Tribunalito (TEE).
• Ser enfáticos y hasta insolentes ante la presidencia de la república. Mediatizar el reclamo a Peña Nieto. Ahí está el garlito, ahí la “negociación” o ¿que no lo ven claro, son miopes o conformados?
• Ampliar el debate nacional y local. Permear a redes y medios no pagados, los agravios del Juicio Electoral. Que los topes de campaña no sea el único tema de debate. En cuanto a rebase de topes, empujar al INE para que revire al TEPJF y se sostenga la fiscalización o se amplíe (como es en realidad).
• Evidenciar el partidismo tricolor de varios magistrados del TRIFE. Presionarlos para que se haga justicia. Sin chambas de embajadores, sin diplomacia, sin rogarles que sean honestos, toda vez, advirtiéndoles lo que sucederá si no hacen bien su trabajo y se prestan al robo electoral.
Los coahuilenses, en su mayoría, a excepción del voto duro del PRI, queremos respeto al voto. Queremos elecciones transparentes y castigo al fraude electoral. Queremos sanciones a los corruptos y castigo ejemplar a las autoridades electorales entregadas al poder y ayudadoras del robo del 4 de junio.
¿Debemos esperar a que el Frente “haga todo”, o debemos reaccionar como sociedad?
Nada de agacharse y callar. Eso no se vale, ya no más.
¡Eso no es Coahuila Digno!