“Ira”. El que se enoja pierde.

Hace meses Inglaterra eligió salir de la comunidad económica europea por la rabia de los viejos y el desinterés de los jóvenes; la visión de un continente de mercados compartidos incomodó a los reaccionarios ingleses que en un arranque inesperado tomaron una decisión critica para su economía, que ahora amenaza a toda Europa. Como en el Brexit del Reino Unido, los franceses votaron por Emmanuel Macron, quien sin ideología clara generó grandes expectativas en su pueblo y superó a la ultraderecha amenazante, pero apenas entrar, produjo el desencanto que pude detonar a la Francia separatista y dar la puntilla a la comunidad europea. También Alemania se estremece mientras amplios sectores de su pueblo posan otra vez los ojos en el partido Nazi y lo mismo en España, donde se gesta una izquierda radical y se observan afanes separatistas en Cataluña y otras comunidades.

La ira también surge en oriente medio, donde la idea libertaria de la “Primavera Árabe”, se pierde con focos de conflictos armados en Siria y Palestina. Al otro lado del océano, en América, la política y la economía se mueven de formas desconcertantes causando enojo en los pueblos, en Estados Unidos surgen ideas regresivas, el pueblo estadounidense vuelve los ojos a un magnate de dudosa claridad mental y serios prejuicios raciales, este personaje de Ego desproporcionado es incapaz acordar hasta con su propio gabinete. Ante el azoro del mundo, Trump destruye relaciones sólidas con Europa, demuele las frágiles que aparentaba tener con Rusia, estruja violentamente los nexos con sus socios comerciales de Norteamérica, y continúa con su delirante frenesí declarando una guerra comercial a China que presagia graves consecuencias.

La ira parece envolver al mundo, un enojo generalizado nubla el entendimiento y reduce la inteligencia, los ánimos caldeados son la constante y los argumentos no merecen el menor escrutinio. Nuestro país no es la excepción, en la ola de ira desatada, la elección presidencial mexicana da cuenta de abundantes ataques entre candidatos, ideologías, y proyectos de infraestructura; la opinión pública ruge a favor de la autodestrucción, pululan el arrebato y la contradicción. El partido en el poder, causante de la rabia generalizada por el desastre económico, la rampante corrupción y la mentira constante, no tiene rectificación valida; El PAN se desdibuja al compartir agenda con su antítesis perfecta, su antagonismo al PRI lo oxigena, hasta que una campaña de desprestigio lo alude como “Lavador de dinero”, y sin que la sociedad note la hemorragia bucal priista, Anaya se tambalea sin ceder el segundo lugar, pues el uso maniqueo de la PGR con fines electorales afecta tanto al aludido como al insinuador. Los exabruptos entre los seguidores permiten que el líder populista AMLO, vea sereno la corrida desde la barrera ataviado como burel de lidia, contemplando entre carcajadas como los monosabios estiran el rabo al caballo del picador, al torero sin capote atosigado por los banderilleros, y a estos últimos tasajeados ferozmente por el estoque del matador.

Quizás para rencontrar el rumbo, el caos tiene que cubrirnos primero, y para que al fin reine el orden subyacente, urge eliminar la ira, recobrar la cordura, y volver a la inteligencia de la profunda reflexión.

¡Que Dios Nos Bendiga!
hlaredom@gmail.com

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