El miércoles, un día después de vetar los llamados a un alto al fuego inmediato en Gaza, Estados Unidos defendió la ocupación israelí de Cisjordania y Jerusalén Oriente, ocurrida a lo largo de décadas, argumentando ante el más alto tribunal de las Naciones Unidas que Israel se enfrentaba a “necesidades muy reales en materia de seguridad”.
La más reciente defensa estadounidense de Israel en la escena internacional se produjo en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, donde Richard Visek, asesor jurídico en funciones del Departamento de Estado de EE. UU., instó a un panel de 15 jueces a no exigir la retirada inmediata de Israel de los territorios palestinos ocupados.
Afirmó que solo el establecimiento de un Estado palestino independiente junto a Israel podría lograr una paz duradera, repitiendo una postura afincada de EE.UU., pero cuyas perspectivas parecen aún más difíciles de alcanzar en medio de la guerra en Gaza.
El tribunal está llevando audiencias durante seis días para escuchar alegatos sobre la legalidad de la ocupación israelí de territorios de mayoría palestina, incluidos Cisjordania y Jerusalén Oriente, un asunto que durante años ha sido objeto de debates y resoluciones en las Naciones Unidas. Las audiencias —en las que participan más de 50 países— se convocaron mucho antes de que Israel entrara en guerra contra Hamás en Gaza, pero se han convertido en parte de un esfuerzo mundial conjunto para detener el conflicto y examinar la legalidad de las políticas de Israel hacia los palestinos.
Israel ha dicho que no participará en las audiencias, y el año pasado envió una carta al tribunal argumentando que eran injustificadas y no reconocían “el derecho y el deber de Israel de proteger a sus ciudadanos” ni su derecho a la seguridad.
Estados Unidos ha defendido firmemente a Israel durante la guerra, incluso el martes, cuando vetó por sí solo una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que pedía un alto al fuego de inmediato, bajo el argumento de que hacerlo perturbaría los esfuerzos por liberar a los rehenes retenidos en Gaza.
El miércoles, Visek pidió al tribunal que mantuviera el “marco establecido” para la paz que, según él, han acordado los organismos de la ONU —y que está supeditado a un “fin más amplio de la beligerancia” contra Israel— en lugar de hacer caso a los pedidos de otros países de una “retirada unilateral e incondicional” de Israel de los territorios ocupados.
Los atentados del 7 de octubre dirigidos por Hamás contra Israel fueron un recordatorio de las amenazas a las que se enfrenta el país y de sus necesidades de seguridad, dijo Visek, “y persisten”.
“Lamentablemente, muchos de los participantes han ignorado esas necesidades al afirmar cómo debe considerar el tribunal las cuestiones que tiene ante sí”, dijo, refiriéndose al testimonio de otros países en las audiencias.
La comparecencia de Visek precedió directamente a la de Vladimir Tarabrin, embajador de Rusia en los Países Bajos.
Cuando tomó el micrófono, Tarabrin dijo que Rusia aprecia sus “relaciones estables” con Israel y expresó sus condolencias por lo ocurrido el 7 de octubre. Sin embargo, en lo que pareció ser un golpe apenas velado a Estados Unidos, dijo que Rusia “no puede aceptar la lógica” de quienes “intentan defender la violencia indiscriminada contra civiles” en Gaza citando el derecho de Israel a defenderse. “La violencia solo puede conducir a más violencia”, dijo.
La CIJ, que por lo general atiende disputas formales entre naciones, se ha convertido últimamente en un foro para que los países se opongan a Israel. El mes pasado, Sudáfrica alegó ante el tribunal que Israel estaba cometiendo genocidio contra los palestinos de Gaza, acusación que Israel rechazó enérgicamente. Los jueces no se han pronunciado sobre ese asunto, pero emitieron una orden provisional para que Israel tome medidas a fin de impedir el genocidio en Gaza.
El martes, Sudáfrica condenó enérgicamente las políticas de Israel contra los palestinos, calificándolas de una “forma más extrema de apartheid”, aludiendo al sistema de leyes basadas en la raza que perjudicó a los sudafricanos negros durante décadas.
Israel desde hace tiempo viene rechazando las acusaciones de que aplica un sistema de apartheid, calificándolas de calumnias y denunciando lo que considera un historial de condenas por parte de organismos y tribunales de la ONU.
Estados Unidos ha seguido siendo el más firme defensor de Israel a nivel internacional. Pero el gobierno de Joe Biden, sometido a una presión cada vez mayor por parte del Partido Demócrata, también ha dado muestras de impaciencia ante la conducción israelí de la guerra, el creciente número de víctimas en Gaza y la difícil situación de los palestinos bajo la ocupación israelí.
El presidente Biden afirmó este mes que la respuesta militar de Israel en Gaza —que comenzó tras los ataques de Hamás del 7 de octubre— había sido “exagerada” y que el inmenso sufrimiento de la población civil “tiene que acabar”. Estas declaraciones se produjeron días después de que Biden impusiera amplias sanciones económicas a cuatro hombres israelíes por violentos ataques contra palestinos en Cisjordania.
Tras las audiencias, que está previsto que concluyan el lunes, el tribunal emitirá una opinión consultiva, una decisión que se espera que lleve varios meses. El dictamen no será vinculante.