Italia concentra la mayor parte de las dudas respecto a la recuperación europea y se ha convertido en el centro de las preocupaciones, porque una recaída del país podría tener consecuencias letales para el conjunto de la Unión. Se trata del tercer país más importante de la zona euro, pero su economía se ha estancado después de meses de leve mejora y los datos publicados por el Eurostat son peores de lo esperado.
El país transalpino afronta serios problemas de endeudamiento público y de morosidad bancaria, a lo que se suma la posibilidad de una nueva crisis política en otoño, cuando se celebrará un referéndum que podría terminar con la renuncia del primer ministro, Matteo Renzi, quien ha prometido que dimitirá si su reforma de la Constitución no obtiene el apoyo de las urnas.
“Los mayores riesgos a corto plazo están en Italia. La combinación de una crisis bancaria y política puede representar una seria amenaza a la débil recuperación europea”, advierte un análisis de Oxford Economics.
El crecimiento ha sido de un modesto 0,7% respecto al año pasado, cifra que contrasta con el 3,2% de España. En Italia, es preocupante ver cómo la demanda nacional se contrae y solo las exportaciones son el principal motivo de que las cifras no sean todavía peores.
A la falta de crecimiento se suman los problemas del sistema bancario, que podrían provocar en Italia una tormenta perfecta.
El Fondo Monetario Internacional puso el mes pasado el foco sobre la banca italiana, porque las entidades transalpinas acaparan créditos morosos por valor de 360.000 millones (el 22% del PIB del país), que supone un tercio de todos los de la zona euro. “El contagio regional y global puede ser significativo dado el peso sistémico de Italia”, advertía el FMI.
El endeudamiento público es el tercero de los grandes aspectos que más preocupan en Bruselas sobre Italia, el país más endeudado de Europa tras Grecia —más del 132% del PIB—. Esta cifra tenderá a empeorar si no llega el crecimiento.
Información por El País