Se fue Javier Guerrero del PRI. Y es que, el PRI dejo ir a Guerrero (como ha dejado ir a tantos), enseñando a sus militantes ideológicamente comprometidos, que la ideología es hoy asunto coyuntural y no un principio fundamental. Que sus programas, estatutos y principios, ya no son doctrina y modelo de nación.
No consiste solo en que el político lagunero, Javier Guerrero García, decidiera dejar al PRI, en el que militó por 40 años. Ni que lo hiciese en medio del proceso electoral para renovar la gubernatura; ni que participe en la contienda desde la vía independiente, y todo ello sucedió. La pérdida consiste en que los partidos políticos, en este caso el PRI, abandonaron su rol social, desprecian la democracia y empujan a sus militantes al desfiladero político.
Lo trágico es que, en México como en Coahuila, los partidos tienen dueños temporales (entonces secuestran a los institutos, los doblegan a base del dinero del pueblo, que distraen para esos propósitos ilegalmente, que los usan cual catapultas para sus amigos y tapaderas, para empoderar a sus cómplices y hasta a los vinculados con el crimen, para proteger negocios y seguir recibiendo las suburban retacadas de maletas con dólares ilícitos). Y que por ello, obligan desbandadas grupales o rupturas individuales (como esta), de personajes “que los vestían”, que daban sentido a la oferta ideológico-política.
Ser priista dejó de tener sentido social, dejó de representar la revolución social. Sí, el PRI es ahora la oficina de colocaciones del presidente de la república y es claramente de los gobernadores en turno. El PRI ha cedido su supremacía ideológica y política y sus principios, y se ha convertido en la plataforma electoral de la clase gobernante.
No solo en el PRI pasan estas cosas. Solo en Coahuila hay 15 partidos políticos y más de diez, son negocios locales. El oportunismo y lo gandalla son hoy la moda infame, la constante que devalúa las candidaturas y los gobiernos. Pero hoy, nos referiremos en especial a lo acontecido ayer y hablaremos del tricolor, (por el luto que representa el fracaso de las opciones).
Guerrero, porque lo es (un Guerrero), tomó decisiones y enrutó su bagaje para contribuir al cambio que Coahuila urge. Dejó a los rezagados del ánimo social (a los del PRI), y se aventajó en la independencia, para buscar gobernar su tierra. No sé yo si Javier llegue a la final y se haga del triunfo electoral, no sé yo si Javier logre vencer la inercia de los millones que Moreira envía al PRI local, para mantener una estructura bandida de corte mapache (esos dineros robados al pueblo y gastados en la nómina cómplice). No sé yo si Guerrero logre alcanzar a los del PAN, que con aspirantes fuertes y valientes (algunos honestos y preparados), avanzan decididos a lograr la alternancia política en Coahuila, y que tienen ventaja real sobre el muñeco de trapo (el delfín Viggiano-Moreira). No sé si Javier sea el gobernador próximo, pero sí se, que Javier es una alternativa real, en un escenario desconcertante. ¡Coahuila, merece decencia!
Coahuila fue secuestrado, no solo el PRI. Estos vándalos tomaron por sorpresa al elector y han ido comprando voluntades y complacencias. Una suerte de políticos locales, han servido de tapete al paso de los monarcas Moreira (Humberto y Rubén y la cauda enorme de su familia y dependientes). La corrupción sin freno, los vínculos denunciados con el crimen, los episodios de exterminio y muerte, los sobornos documentados, los negocios reales y LAS EMPRESAS FANTASMA, la degradación y el espionaje, son la cara horrenda de estos gobiernos continuados (de los hermanos desalmados; que hunden al estado). Son la cara horrenda del Moreirato.
La Política está de luto, sacrificada una militancia partidaria porque el PRI se muere, porque el PRI claudica, porque el PRI traiciona su esencia y con ello, cambia su ideal por pedazos de un pastel rancio (rancio como el nuevo PRI, y como este hipócrita y convenenciero “PRI del Siglo XXI”). Réquiem por el PRI. El pésame a la democracia y la justicia social.