Estamos en la lucha. Soy jubilada, 40 años dejé de mi vida en las aulas, y ahora nos reducen a simples engranajes de una máquina en desuso que no requiere atención, a un traste viejo abandonado y pisoteado, tanto trabajar por miles de jóvenes que sin nuestro empeño no serían grandes profesionistas.
No estamos acabados, podemos marchar al Zócalo y hacer temblar los cimientos de Palacio Nacional. Recuerden compañeros, no hay enemigo pequeño. Pero debemos organizarnos. Es obvio que no piensan hacernos caso. Aquí en las redes es pura palabrería. Hay que ampararnos. Nuestros líderes están vendidos, tendremos que ser la base la que actúe. Hay estados que ya están marchando en camiones a La Ciudad de México.
Por décadas, hemos sido traicionados. Ahora, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó que el tope máximo de la pensión jubilatoria otorgada por el Instituto de Seguridad Social y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) deberá cuantificarse en Unidad de Medida y Actualización (UMA) y no en salarios mínimos. De esta manera, todo el mundo avanza, menos nosotros. Nos están dejando en el camino.
En la sesión del pasado 17 de febrero de 2021, los ministros resolvieron, de manera cruel y sin pensar en quienes dan su vida por la educación, que la cuantificación de las pensiones será en UMAS, al argumentar que la reforma constitucional en materia de desindexación del salario, que entró en vigor en enero de 2016, eliminó el salario mínimo como parámetro.
Así, mientras el peso se infla a pasos agigantados, a nosotros los jubilados nos pusieron un límite, un muro que nos impide avanzar, y sea ahora o dentro de 15 años, sólo podremos recibir 10 UMAS, los cuales valen lo que decida a su antojo la federación.
Los profesores, quienes arropamos y dimos fuerza al movimiento obradorista, hoy vemos desilusionados como nos dieron la espalda, nos catapultaron a un futuro lejano de todo, aislados del crecimiento económico que merecemos. ¡No al pago en UMAS! Exigimos pensiones dignas, exigimos retribución, por el bien de México.
Hoy en el 8M, en memoria de las que ya no están y de quienes aún luchan. Sea este poema un pequeño homenaje a todas las mujeres que día a día trabajan incansablemente. Que seguimos sufriendo la desigualdad en todos los ámbitos y estamos aquí, protestando desde los hogares, desde los trabajos, en todo los pueblos, desde todos los rincones del planeta:
PORQUE NACIÓ MUJER
Autora: Sandra Mirella Martínez Chacón
Revista Europea «Pedagogía Social. Revista Interuniversitaria», publicación de la SIPS que se ocupa de los temas emergentes en el campo de la pedagogía social y la educación social, del trabajo social y de los servicios sociales.
«Porque nació mujer», una creación literaria en el mes en el que se conmemora el Día Internacional de la Mujer.
En la entrada de hoy, con ocasión de la publicación del número 23 de «Pedagogía Social. Revista Interuniversitaria» dedicado a la «Educación Social y Género» y en el mes en el que se celebra el Día Internacional de la Mujer, una efeméride para celebrar y reivindicar por la igualdad entre todos, publicamos una sugerente creación literaria de Sandra Mirella Martínez Chacón sobre la figura de la mujer a lo largo de la historia… «Porque nació mujer».
Porque nació mujer, la vida le negó el derecho de ser la creadora de la cultura de la humanidad; porque nació mujer, el lenguaje la negó tras las sombras del sentido genérico de lo masculino; porque nació mujer, se le negó a asistir en la construcción de la ciencia, formada durante siglos; porque nació mujer, se le ocultó tras el mechero de una estufa y se le cubrió el rostro con lienzos de amargura, de lágrimas incesantemente derramadas, de odio guardado, reprimido, que cinceló sus piernas y brazos tras las ventanas de una casa, donde ha permanecido durante siglos. Las paredes se fundieron con el luto interminable de su alma y su inteligencia negada.
La naturaleza le confirió, sí, el privilegio de ser madre, pero aún allí, entre el divino tesoro de un hijo, se convirtió en esclava.
Porque nació mujer, con el estigma de la debilidad, se canceló su fuerza que se convirtió en coraje avasallante.
Se tiñó su figura con colores rosas, pálidos, escasos, y su conversación se redujo a los acontecimientos de las labores domésticas, a las pláticas de café, de dietas, a los temas de amor, a la figura light, somera, desapercibida.
Porque nació mujer, su cuerpo se convirtió en santuario oculto, intocable, reprimido, negándole la libertad, esa, la inalienable de todo ser humano.
Se le negó, no en siglos, en milenios, el derecho casi sagrado de estudiar, de asistir, o compartir las ramas de la ciencia en las universidades dónde el saber se acumulaba, privativo del género masculino. Ellos, que construyeron el saber, vieron pasar por esos espacios, a muy pocas, poquísimas mujeres, vistas como extrañas, como seres de otro mundo.
Porque nació mujer, pequeña, suave, frágil, se le creyó tan débil, tan fácil de oprimir, de sujetar, de maltratar. Se le ha exigido el papel de cuidar del hogar y de los hijos, haciéndole sentir un tremendo, aberrante complejo de culpa, en caso de descuidar la tarea impuesta. “Tareas propias de su género”, les ha llamado la cultura heredada, la tradición cincelada en las conciencias, que ha llegado a transformarse en algo real, implacable.
Porque nació mujer, brillante, viva, algunos estilos literarios las satanizaron como la malvada de todos los tiempos, como la intrigante de la historia, como la Eva, la Malinche, la Magdalena, Helena de Troya, Lady Macbeth, y muchas otras.
Porque nació mujer, inteligente, aguda, comprendió lo injusto del destino y se transformó en elemento vital de la cultura y el desarrollo de los pueblos.
Por ello, un día salió de las sombras, ella, ha luchado mil batallas y ha buscado incesantemente ese lugar que la convierta en un algo visible, en un ser simplemente; no la sombra de otro, no el apoyo, no más la reina del hogar, no más la muñeca que adorna, la nana, o su propia conciencia, reproductora de tiranos.
Ella, crece día con día, su presencia desborda en todos los ámbitos del espacio vital. Simplemente, ella. Ocupando un lugar en el universo de seres que sufren, que trabajan, que sueñan.
El Demócrata.