Hay dos dichos relacionados con el combate a situaciones indeseables como el crimen: Uno dice “El fuego se combate con fuego”; y otro similar comenta que solo “Un clavo saca a otro clavo”, en términos generales ambas frases expresan lo mismo, y sus moralejas comparten el significado con otros como: “Para que la cuña apriete ha de ser del mismo palo” y uno mas que con perdón de los puritanos en tono soez dice: “Para un cabrón, cabrón y medio”.
En todos los casos, estoy convencido de que el mal difícilmente se erradica generando una dosis mayor de males, sin embargo para los efectos de la aplicación de las Leyes con el objeto de obtener justicia y garantizar seguridad, se debe pensar por parte de los que diseñan dichos instrumentos, y por los encargados de administrarlos y hacerlos cumplir, que no se puede combatir en una guerra sin cuartel a un enemigo que no respeta reglas, con desventajas producto de las normas mismas, que ponen en riesgo a gente de bien ante un enemigo fatal y tramposo que no respeta ninguna ley y que amenaza constantemente la tranquilidad y la seguridad de la comunidad inocente.
En atención a lo anterior, el uso del engaño, la simulación, así como del levantamiento de evidencias mediante el espionaje, grabaciones de audio y video, y cualquier otro medio similar, deben ser herramientas autorizables para demostrar el proceso del delito y desenmascarar a los criminales.
A los delincuentes sin duda se les debe procesar con todo el respeto que marca la ley, aun cuando su comportamiento haga parecer que no lo merecen, ya que evidentemente los malvados reciben más consideraciones que aquellos a quienes con indiferencia hacen sus víctimas, por ello, el respeto de esos derechos inherentes a la humanidad de los infractores de la ley, por ningún motivo debe permitir que estos incurran en mayores daños a la sociedad en el futuro quedando en libertad por tecnicismos aberrantes contrarios al objeto principal de la ley.
En atención a lo anterior, es indispensable que se faciliten y señalen los procedimientos para sorprender a los maleantes, abatirlos si es necesario y separarlos de la sociedad definitivamente sin consecuencias para quien se defiende o protege a alguien mas de un delito evidente.
Exijamos que la Ley tenga como fin la justicia y la protección de la gente honesta y que no sea instrumento para el beneficio de los delincuentes y baldón de la tranquilidad y bien estar social que en esencia debería procurar.
“Que Dios Nos Bendiga”.
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