¿Será que tras dos años de su victoria y 18 meses en el cargo llegó finalmente una de cal a cambio de las incontables de arena? No necesariamente.
El apoyo de parte del sector empresarial a la propuesta de reforma al sistema de pensiones no significa que los cambios propuestos sean realmente la solución al gravísimo problema que está por enfrentar el país en un par décadas. De hecho, si me apuran, lo agravará.
Electoreramente el anuncio puede tener algún efecto. Pero, hay que tener un gran cuidado con la trampa que está oculta entre las “buenas noticias”.
La más visible es la que refiere al impacto negativo que la reforma tendrá en la generación de empleos, porque cada trabajador contratado costará más a las empresas.
Si estuviéramos en épocas de bonanza, creando los dos millones de nuevos puestos que fantasiosamente prometió AMLO para este 2020, la medida tal vez se justificaría.
Pero da la triste casualidad de que llevamos más de un millón de plazas laborales perdidas. ¿Cómo se les pudo ocurrir hacerlo justo en este momento? ¿Cuál se imaginarán que será la reacción de las micro, pequeñas y medianas empresas, que son justo las que generan el mayor número de empleos en el país?
Pero la trampa mayor, y la más grave, tiene que ver con el envejecimiento poblacional de México.
Si vamos a retirar a la gente a los 60 años (y no a los 65), con la propensión a las enfermedades crónicas como la diabetes que hay en nuestro país y con el previsible incremento en la esperanza de vida gracias a los avances de la ciencia ¿de qué manera, como nación, vamos a sostener económicamente a tantos jubilados?
Comprendo perfectamente el esfuerzo que están haciendo algunos empresarios por acercarse al gobierno federal con la esperanza de ser escuchados.
Pero están mordiendo una manzana cargada de veneno de la mano de la bruja malvada del cuento. AMLO sólo busca votos, el bienestar del país y de sus jubilados poco le importan.
@marcelotorresc