La carta

Levantó ámpula la carta que el Presidente Andrés Manuel envió al Rey de España y al Papa Francisco, el tecleo cundió, la tromba de críticas a favor y en contra del perdón se expanden con fuerza; las reacciones de los españoles ante el tema han sido variopintas, hay quienes rechazaron y descalificaron sin más la petición, reclamando de manera un tanto desinformada, que AMLO primero oriente sus reflectores a sí mismo y se cuestione por qué en México pervive la marginación, la ignorancia y la explotación hacia los pueblos originarios, en evidente reclamo hacia los dirigentes políticos que han sido incapaces de ocuparse de ellos, mas no en la 4T porque son prioridad de este gobierno.

Es cierto, la atención a nuestras etnias fue nula, la explotación y los despojos se prolongaron después de la Independencia y en la posrevolución de 1910, como bien lo dice Eduardo Galeano en su acreditado libro, Las venas abiertas de América Latina, en el que pregunta ¿Es América Latina una región condenada a la pobreza y a la humillación, es culpa de Dios o es una historia que puede ser deshecha porque fue tejida por los humanos?

En efecto, para los gobiernos priistas y panistas fue un tema de campañas para ganar votos y de limitadas iniciativas hacia la población originaria durante sus sexenios y son asuntos de múltiples efectos que muchos prefieren olvidar y temen recordar, ¿para qué abrir ese baúl? Después de 500 años es mejor ver hacia adelante, aseguran las autoridades ibéricas.

El Presidente López Obrador expone en su misiva que el perdón por las atrocidades de la Conquista es la única vía para la reconciliación y para que las heridas cicatricen.

Por mi parte considero que la propuesta de AMLO no es descabellada, al contrario es una gran oportunidad para repasar y examinar los traumatismos que heredó esa etapa a las etnias originarias nacionales y a todos los mexicanos porque sus efectos son transgeneracionales ya que ese proceso fue una hecatombe y no podemos considerarnos libres de sus secuelas, porque los abusos no tienen caducidad y tenemos enfrente la posibilidad de debatir qué y quiénes somos los mexicanos, la Cuarta Transformación traerá consigo la descolonización en los distintos terrenos de la vida nacional, es una coyuntura de oro si sabe aprovecharse.

Igualmente los antecedentes sobre el “perdón” son múltiples, los alemanes lo solicitaron por el Holocausto, en Gran Bretaña, David Camerón en 2010 pidió perdón por la matanza de civiles en Londonderry, Irlanda del Norte, Australia, Italia y Estados Unidos han pedido perdón, este último por la esclavitud de los afroamericanos que prevaleció durante 246 años y los descendientes de esclavos exigen la reparación a la Universidad de Georgetown en Washington por la venta de más de 70 esclavos para financiar sus actividades, ésta otorgó becas a los familiares de los esclavos que vendió y Harvard lo está revisando, lo importante del tema son las acciones que de ello surjan y es muy significativo para las víctimas, es un acto de justicia.

Es inocultable que este país está ante una nueva conquista española, tenemos aquí 6 mil empresas ibéricas, en Saltillo Aguas de Barcelona es un buen ejemplo de que el colonialismo ibérico está vigente.

La deliberación sobre los perdones es irrebatible, insisto, las disculpas extemporáneas son benéficas y valiosas solo cuando ayudan a cambiar prácticas coloniales que siguen imperantes, son una herramienta de introspección y reflexión, por ello AMLO, sonriente declaró que se siente contento de que la carta al Rey de España haya desatado un buen debate, tiene razón, es conveniente deliberar, debatir nuestros acuerdos y diferencias sin esconder los desacuerdos debajo de la alfombra, así impulsamos la democracia.

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