La ciencia, cimiento del bienestar

Un nutrido conjunto de instituciones de educación superior, de centros de investigación y organismos empresariales solicitaron al presidente electo, que su gobierno aplique una política de Estado que vaya más allá de los periodos sexenales y se proyecte al menos a 5 lustros, como lo contempla la ley de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) vigente, porque en un sexenio es imposible consolidar esos procesos.

El Rector de la UNAM, Enrique Graue, con la presencia de el empresario Carlos Slim; Francisco Cervantes Díaz, presidente de la Concamín; José Luis Morán, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, en diálogo con López Obrador, expresó que este país requiere cambiar el rumbo y que es urgente tomar decisiones enfocadas al bienestar de la población a través de políticas públicas encausadas al desarrollo integral de la nación.

Los investigadores científicos manifestaron al presidente electo que urge una política de largo plazo asociada a un presupuesto sostenido, que no se modifiquen según la visión del presidente en funciones ya que las variaciones afectan los programas vigentes y que se considere a la ciencia como una inversión, no como un gasto, , también explicaron que la inversión de solo un 0.5 por ciento del PIB para las actividades científicas, que no ha cambiado en 20 años, resulta absolutamente insuficiente, la meta que propone la OCE para el desarrollo científico es de un 2.4 por ciento, lo que también supone que las universidades públicas estatales tomen su responsabilidad en este rubro así como el sector privado.

En las actividades humanas la producción de nuevos conocimientos científicos van acompañados necesariamente de incrementos en la educación, de mayores niveles de equidad, justicia y crítica para la sociedad, en cuanto a la educación se ha insistido hasta el cansancio de la necesidad de impulsar y consolidar la transformación de la educación media superior y superior y de no limitarla como se hace ahora rechazando a miles de jóvenes.

Los científicos reiteran la necesidad de involucrar a los estudiantes en actividades de investigación a fin de asegurar la formación por competencias, planes, programas e instituciones que sean realmente universidades de investigación y además proponen al menos 8 estrategias para configurar un proyecto de política pública que vaya más allá de las instancias gubernamentales y de los límites sexenales.

Por su parte, en este encuentro AMLO se comprometió ante los rectores e investigadores científicos a que el presupuesto público para la ciencia, la tecnología y la innovación durante su sexenio crezca y que ante el peor de los escenarios no se reduzca.

Un elemento que asegura que los proyectos de AMLO hacia la CTI son confiables es el nombramiento de Elena Álvarez-Buylla para la dirección del Conacyt, esa designación permite albergar esperanzas de un reeditamiento en estas materias porque ella es una científica destacada que se ha hecho acreedora a múltiples distinciones, como el Premio Nacional de Ciencias 2017; sus aportes a la genética molecular y la ecología de poblaciones de plantas la han situado co¬mo una investigadora sobresaliente en el ámbito mundial, su sólida cultura filosófica y epistemológica le permite entender los fenómenos desde una óptica que hoy es necesaria para resolver los grandes problemas de la humanidad: el enfoque de la llamada ciencia de la complejidad, además su firme compromiso social y ambiental la ha convertido en una de las académicas líderes en la defensa del maíz ante los embates de las poderosas corporaciones biotecnológicas por introducir variedades transgénicas.

Como en todo, México ha vivido un retroceso importante en el área de Ciencia y Tecnología, en 2007 el país estaba en el lugar 37 en CTI, y en 2017 el lugar cayó al 58, es decir, una regresión inadmisible, de manera que con Álvarez-Buylla la ciencia emprenderá una ruta hacia adelante.

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