Desde sus orígenes, el dinero ha venido evolucionando con el tiempo y las circunstancias. Buscando objetos que cumplieran con sus funciones básicas, tales como medio de intercambio, el hombre ha utilizado desde piedras y metales preciosos, en la época medieval, y granos de cacao en la América prehispánica, hasta cigarrillos en los penales actuales.
El dinero-mercancía ha dejado de ser efectivo, por lo que el dinero-fiduciario ha venido a ocupar su lugar: billetes y monedas que, desde el patrón oro, abandonado hace casi medio siglo, no cuentan con un respaldo físico por parte de la entidad emisora.
La evolución no ha quedado ahí. Ahora el dinero sólo es un número en los sistemas de alguna entidad financiera. Los depósitos, los pagos y las transacciones bancarias se realizan, en general, por medios electrónicos a través del Internet. La única certeza de su existencia es un número de cuenta y una contraseña.
Yehuda Berg, uno de los principales exponentes de la Cábala en el presente Siglo, explica en su libro “Prosperidad Verdadera” que el dinero es conciencia, es fe, ¡es energía! Ahora, más que nunca, sus postulados toman vigencia.
El dinero es energía, y como tal, entre más, mejor. No hay nada de malo en ello. La diferencia radica en su origen y en su destino. Si el dinero fue mal habido, llegó por actos inmorales o es fruto ilegítimo, se transformará en una fuerza negativa que traerá desgracia a su poseedor.
La electricidad es energía. ¿Es mala la electricidad? Depende del uso que se le dé. Se puede usar para alumbrar un hogar o para terminar con la vida de un sentenciado a la silla eléctrica. Los rayos solares son energía. ¿Son malos? Depende de la relación: pueden utilizarse para alimentar celdas solares, o quemar la espalda de un bañista desprotegido.
Lo mismo pasa con el dinero. Como la energía, si es bien habido debe fluir hacia inversiones que generen empleo, combatan la pobreza y hagan de este mundo un mejor lugar para todos.
Así se evitará cualquier sobrecarga, que en términos de energía siempre, resultan peligrosas