Alicia Rubio, autora del libro ‘Cuando nos prohibieron ser mujeres…y os persiguieron por ser hombres’ desenmascara la Ley Cifuentes y la doctrina LGTB, “un monstruo al que difícilmente vamos a parar si no lo identificamos con claridad”. Son pocas las personas que se atreven a alzarse en contra del adoctrinamiento impuesto por la ideología de género en los colegios y su intromisión -cada vez más palpable- en los distintos ámbitos de la vida pública. Sin embargo, estas voces, amparadas bajo la evidencia científica, están ganando cada vez más peso e influencia en nuestra sociedad. Voces que echan el pulso a los lobbies que pretenden imponer sus ideas y adoctrinar a los más pequeños, muchas veces escoltados por la ley, como ocurre en nuestro país. Una de estas personas que se han atrevido a poner en jaque al totalitarismo LGTB es Alicia Rubio, filóloga y profesora de educación física en un colegio público español desde hace 25 años.
El pasado mes de octubre, esta maestra publicó el libro titulado ‘Cuando nos prohibieron ser mujeres…y os persiguieron por ser hombres’, un ejemplar que pretende, desde su experiencia como docente, explicar cómo nos afecta la ideología de género. Alicia cuenta a InfoVaticana que el nombre del libro tendría un tercer epígrafe que debía aparecer dentro pero que por error no se imprimió: “…y os utilizaron por ser niños”, la tercera “pata” que sustenta con sus sufrimientos esta doctrina.
Y hablando de los niños, las principales víctimas del totalitarismo LGTB, preguntamos a Alicia sobre la Ley Cifuentes y la manera en la que su contenido afecta a los más pequeños de los colegios de la Comunidad de Madrid. “No se busca el respeto y la aceptación del diferente, máxima educativa vigente en todos los centros educativos desde siempre, sino la promoción de unos valores que son socialmente controvertidos, además de que se enseñan falsedades acientíficas y el fomento de la homosexualidad como una forma de sexualidad alternativa, deseable e incluso llena de ventajas (les dicen que no hay violencia de género en las parejas del mismo sexo, que no hay embarazos, que hay fondos públicos, ayudas, apoyos, días de celebración por ley, asociaciones, que es moderno y guay…)”.
¿El resultado? El resultado es desconcierto, manipulación, vulneración de derechos fundamentales de padres y menores, desprotección de otros menores vulnerables y fomento de la homosexualidad. Usted que es profesora y lo ve día a día, ¿cree que los niños entienden realmente estas ideas? Los niños no tienen un bagaje ético y vivencial con el que contrastar lo que se les da como una verdad incuestionable en un aula, a la altura de la física, las matemáticas o la lengua. No entienden el objetivo último pero lo incluyen en sus verdades incuestionables sin ser capaces de valorar todas las consecuencias en sus vidas y sus elecciones personales de elegir unos valores y principios morales sobre otros. Y como toda esta ideología se sustenta en mentiras, manipulaciones y datos falsos, es imposible que sobre esos parámetros se consigan futuros adultos más libres más felices, y sociedades más igualitarias y justas.
¿Cuáles son, según su opinión, los aspectos más destacables de la ley LGTB aprobada en la Asamblea de Madrid? Toda la ley es un despropósito que se fundamenta en una presunta discriminación de un colectivo (perfectamente amparado por las legislaciones como el resto de la ciudadanía) que faculta para “discriminarlo positivamente”, lo que implica en la práctica generar un grupo privilegiado y “discriminar negativamente” al resto.
Nos dan a entender que existe una verdadera discriminación…
Sí. Para conseguir la percepción social de maltrato y discriminación se necesita la manipulación de estadísticas y encuestas creando una “alarma social” que justifique la ley: la forma de conseguirlo es, como establece la “Ley Cifuentes”, entregar todo estudio y estadística sobre el maltrato a las personas LGBTI, a los lobbies homosexualistas, parte interesada que con la demostración de ese maltrato van a obtener cuantiosísimos fondos.
¿Podría decirse que se trata de adoctrinamiento bajo apariencia de lucha contra la discriminación? Sí, es adoctrinamiento y con unos objetivos claros que no son los expresos y loables de la “no discriminación” y el “no maltrato”, sino de reingeniería social que viene claramente determinada y explicada en numerosos libros de ideólogas feministas “de género”.
¿Y qué ocurre con el término ‘homofobia’, tan empleado por estos lobbies? La disidencia a todo este montaje se “controla” mediante el delicuescente y poco claro delito de homofobia, una figura legal que queda al albur del denunciante y el juez, mientras se eliminan el derecho a la libertad de expresión, opinión y culto, y el derecho a la presunción de inocencia con la perversa “inversión de la carga de la prueba”: el denunciado ha de probar su inocencia. Esto supone que en cualquier conflicto laboral o de mera convivencia ciudadana en el que se vea afectado un miembro del colectivo privilegiado, se deberá demostrar que no ha habido homofobia sino meros motivos laborales o una trifulca por un aparcamiento.
¿Hay censura para los que piensan diferente? Sí, naturalmente que hay censura. El delito de homofobia impide pensar diferente porque no es sólo que aceptes que cada cual haga con su vida lo que quiera y que está garantizado en una sociedad democrática, sino que tienes que aceptar, aplaudir y permitir el fomento de la homosexualidad de forma acrítica. Ahora empieza la censura económica, pronto se ampliará a otras penas porque la manipulación de datos determinará que la discriminación es cada vez mayor y se exigirá más mano dura y más fondos públicos.
¿Y cómo se castiga a los “disidentes”? Las cuantiosas multas por unos “actos de homofobia”, que no eran ni faltas y pasan a “delitos penados económicamente”, homofobia que puede apelarse en cualquier controversia entre un privilegiado y un heterosexual, terminan por eliminar toda resistencia a la ley. Otro problema es que la ley beneficia al famoso colectivo en todos los ámbitos y crea un órgano LGBTI plenipotenciario y transversal a todas las concejalías de la CAM para aplicar y controlar la implantación y el cumplimiento de la ley. En su capítulo educativo con la legalización del adoctrinamiento en ideología de género a los menores, el hecho de negarse (padres o docentes) a esta medida totalitaria o a celebrar el día contra la LGTBIfobia o del orgullo gay, se les aplica el delito de homofobia, para que aprendan otros disidentes. En los últimos meses hemos sido testigos de la persecución del lobby gay al director del colegio Juan Pablo II o a los obispos que arremetieron contra la ideología de género.
¿Se podría llegar a prohibir, por ejemplo, la difusión de la doctrina católica por considerarla discriminatoria? La doctrina católica y otros cultos de raíces cristianas que pongan pegas al homosexualismo como sexualidad preferente serán castigadas y erradicadas por oponerse a los neoderechos, y las leyes “de género”. La cristianofobia que empieza a respirarse, la culpabilización a la Iglesia de todos los males pasados, presentes y futuros de los homosexuales, que faculta y autoriza para realizar todo tipo de atropellos, es el comienzo de la persecución del disidente. El “contagio del estigma” caerá sobre el que trate de apoyarla.
¿Atenta esta ideología contra los principios de la biología? No es que atente, es que la niega completamente. La ideología de género se fundamente en una parte de la naturaleza humana, la cultural, negando la parte biológica y todo lo que nos condiciona después de millones de años de evolución exitosa. La supervivencia de la especie humana se ha fundamentado como la inmensa mayoría de las especies superiores con una dicotomía sexual que implica una diferencia de funciones.
El que nuestras sociedades busquen una deseable igualdad en derechos y dignidad de los sexos es una construcción cultural, no biológica que, cuando se trata de aplicar a la biología negando sus objetivos últimos, que no es la igualdad sino la supervivencia de la especie y el éxito evolutivo de millones de años, termina generando todo este desconcierto. No son objetivos contrapuestos pero no son extrapolables.
¿Cómo ha dañado la ideología de género a la mujer? De muchas maneras. Nos ha hecho ver despreciable todo lo que caracteriza a la mujer, desde los condicionantes físicos a los rasgos psicológicos, desde los gustos a las capacidades, desde los intereses a las percepciones, desde la maternidad a las formas femeninas tendentes a las curvas. Nos ha engañado sobre lo que somos y lo que podemos ser de forma que nos crea frustraciones innecesarias y por último nos ha vendido una sexualidad promiscua y no selectiva, para ser igual que los varones, y que exige no tener “consecuencias indeseables” (maternidad). Y para que no sucedan esas “consecuencias” el engaño viene acompañado de una maleta de medicamentos llenos de contraindicaciones que deterioran la salud, y un “derecho” al aborto que elimina a un ser humano y deja heridas a muchísimas mujeres. Finalmente, nos han empujado a la infelicidad afectiva que muchas mujeres viven por haber enfocado las relaciones sentimentales como una lucha de sexos y no una colaboración llena de amor recíproco.
Y, ¿qué ocurre con el feminismo? Hace tiempo que el feminismo está dirigido por mujeres lesbianas con la común característica de odiar a los hombres y cuyos intereses no tienen nada que ver con los de la mujer real. Y eso lo percibimos muchas mujeres que no nos sentimos representadas por esos lobbies y que tenemos una percepción de la realidad y la vida completamente diferente a la que nos cuentan y tratan de imponernos.
¿Cuál es la razón por la que el lobby LGTB está ganando terreno en todos los ámbitos de la vida pública? Los lobbies homosexualistas unidos a los lobbies feministas tienen controladas las políticas de la ONU y, ahora, también de la UE. Llevan muchos años infiltrando organismos internacionales y, por ello, recibiendo cuantiosas subvenciones porque desde sus puestos de control han impuesto políticas de apoyo y fomento de sus propios grupos. El dinero público, siempre público, fluye desde los países a los organismos internacionales, con el “plus moral” de ayuda a instituciones de prestigio en políticas de empoderamiento femenino y no discriminación.
Los organismos internacionales lo devuelven a los países donantes con el objetivo y la condición de que sea utilizado en políticas “de género” mediante convenios y recomendaciones sin valor legislativo que firman y ratifican los países receptores. Una vez se añaden más fondos públicos nacionales, los lobbies tienen organizadas redes de captación de todo ese dinero, que utiliza en manipulación de información, inclinar voluntades políticas, campañas en los medios que los fidelizan para publicar ciertos contenidos… La trama está perfectamente organizada.
¿Quién está detrás de esta ideología y del lobby LGTB? Se habla del Nuevo Orden Mundial, directrices sobre la constitución de un mundo pretendidamente mejor emanadas de entes supranacionales, e incluso supra políticos. Aunque suene a una ciencia ficción, lo cierto es que esas directrices, muchas de ellas publicadas en cumbres políticas de población y de otros ámbitos de la ONU, se están cumpliendo a rajatabla. Sólo puedo asegurar mi convicción de que nada de esto es por casualidad y que obedece a un plan perfectamente orquestado.
¿Hay algún partido político que se oponga a esta doctrina? Sorprendentemente, o a lo mejor no es tan sorprendente pero sí lamentable, todos los grandes partidos, ya sea por buenísimo y haber comprado las manipulaciones del género o por intereses espurios relacionados con la obtención de fondos, están implantando estas políticas de reingeniería social a expensas de los derechos humanos fundamentales de la población. De hecho, lo mismo que uno de los grandes partidos españoles está completamente dedicado a los intereses (y a la recepción de los fondos) del lobby feminista, otro de los grandes partidos esta infiltrado completamente por el lobby homosexualista y creando sus redes clientelares y sus legislaciones favorables. Solo Vox se enfrenta a esta ideología, su reingeniería social, su manipulación, la compra de medios de comunicación y el saqueo de fondos públicos. Por eso soy de VOX.
¿Qué es lo que más teme de la ideología de género? Temo todo, porque lo que empezó como una locura irracional que seguían algunos grupos de feministas victimistas y vengativas con base en teorías marxistas de lucha de clases aplicado a la estructura familiar (hombre-opresor, mujer-oprimida) ha resultado un perfecto instrumento para controlar población, dinero público y vidas particulares de forma que ahora, con un inmenso poder tanto económico como legislativo, se inmiscuye en nuestras casas y en nuestras camas para imponernos una moral estatal que a muchos no nos gusta, ni nos hace felices. Una moral estatal que vulnera derechos humanos fundamentales para entronizar unos extraños neoderechos que generan injusticias y crean castas privilegiadas. Y una moral estatal que tiene en su punto de mira a los menores, como todos los totalitarismos, para adoctrinarlos por su falta de defensas éticas y vivenciales y porque, una vez “modelados”, el proyecto estará definitivamente implantado.
Si a esto se añade que por su origen marxista, el fin justifica todos los medios y la manipulación y la mentira se consideran armas revolucionarias perfectamente legítimas, nos encontramos con un monstruo al que difícilmente vamos a parar si no lo identificamos con claridad.
(InfoVaticana. Almudena Martínez-Bordiú. 30/noviembre/2016).