Nada es igual en la política de Coahuila desde que hace pocos días Rubén Moreira quiso imponer a su hermano Álvaro (Moreira III) como alcalde de Saltillo y se topó con Manolo para frenar su agandalle.
Manolo Jiménez Salinas es gobernador de Coahuila a partir del 1 de diciembre del 2023 (60 días en el cargo), políticamente 60 días largos y desafiantes.
Manolo dijo en la campaña que “el moreirato ya no existe”, y algunos medios y columnistas, solo algunos, le recordamos que mientras un Moreira es diputado federal (Moreira II) y otro local (Moreira III), y que estos (y el otro, Moreira I), quieran seguir mandando en la entidad… el moreirato si existe.
La venganza
Rubén Ignacio es malvado, es vengativo, actúa con las tripas y es tripón; vender al PRI y fregar al PAN le resulta sin embargo en tanto haya impunidad y dinero fácil. Su negocio está con MORENA.
En venganza por la negativa de Manolo de erigir al Moreira III, vino la andanada de Marko Cortés contra el PRI Coahuila y de ellos, la filtración del acuerdo promiscuo que repartía el botín coahuilense. Y el reviente de la alianza PRI-PAN para las alcaldías.
Nadie ignora ya que tras Marko y su mercantilismo de arrabal estuvieron siempre Alito y Rubén, y estos contra Manolo, quien nunca tuvo mano izquierda para razonar aun asistiéndole buena parte de razón.
Hoy el PAN va solo en Coahuila, de nuevo enemigo del PRI, acabado y a punto de perder el registro. El PRI también solo (el PRD y UDC, los desahijados que le quedan, juntos no llenan la alameda de un pueblo chico), solo que el PRI tiene a Manolo y al aparato entero del Estado, con la Tesorería incluida.
El último golpe lo da Rubén Moreira a Manolo, le agandalla las candidaturas a las diputaciones federales y al Senado, pluris en el agandalle; bueno, hasta las candidaturas que dejaron al PAN las manoseó el Gordo vía su socio Memo Anaya y con la aprobación de Elisa Maldonado, dirigente del PAN.
La jugada
Por la prueba ruda del Gordo Rubén a Manolo, la de imponer a su hermano y quitar a Chema Fraustro la reelección de alcalde de la capital, Manolo (bragado entonces), inesperadamente para el respetable, batea a Rubén y destapa anticipadamente a Javier Diaz como candidato a Presidente Municipal de Saltillo.
Ni las formas cuidó Manolo y hoy Javier Díaz es el único de los 38 aspirantes que ya hace campaña con destino conocido, pero, ¿quién es Javier y cuál es la jugada de Manolo?
Javier es yerno de Isidro López Villarreal, y Chilo, es un panista primo hermano de la suegra de Manolo y padrino de Jiménez; peleados al extremo de ser auditado y asustado por su ahijado (Manolo), sucesor en la Presidencia de Saltillo, de manera que, al ungir a su yerno, la armonía regresa y los panistas “votan” por el PRI.
Javier Díaz es extitular del pantanoso SATEC (Sistema de Administración Tributaria de Coahuila, ese sitio corrupto que apadrinó el ex REO extesorero de Humberto Moreira), entidad por donde los Moreira y Riquelme cuadraron miles de millones que se robaron.
Con esta jugada manolista: “castiga” a Chema, arregla con Isidro, usa al PAN y hasta deja sin argumentos a los Moreira, (quienes usaron a Javier en el SATEC y saben que sabe cosas y que es bueno que se calle).
Quitar al moreirato
La guerra en el PRI Coahuila, apenas empieza, los golpes subirán de tono si no hay reculada. Rubén tiene aliados aun enquistados en el poder estatal, los tiene en el ambiente criminal al que pertenece, y los tiene en la cúpula de MORENA a la que se vende.
Ojalá que los coahuilenses estemos siendo testigos del inicio del fin del moreirato, el trabajo de los asesores políticos de Manolo es vital en épocas de hacer gala de inteligencia y no de posturas totalitarias contra aliados.
Ojalá que Manolo se faje los pantalones políticos y no cabecee a los golpes que vendrán, de un “fuego amigo”. De los enemigos de Coahuila.