Le va a costar muchísimo al mundo reponerse de la sacudida de la pandemia. Más que nunca, serán necesarios liderazgos positivos que, lejos de engañar a los ciudadanos con falsas ilusiones para luego sólo entregar excusas y pretextos, les hablen con la verdad y los inviten a sumarse con su esfuerzo cotidiano a la que será una muy lenta y dolorosa recuperación.
¿Qué tan rápido saldremos de la crisis? Dependerá, por supuesto, de qué tanto más nos hundamos en estos meses por venir. México, de acuerdo con las previsiones, estará lamentablemente entre los países con el mayor daño, dadas las condiciones previas al surgimiento de la pandemia y al pobre desempeño que ha mostrado su gobierno.
Se entiende que la tarea era por demás difícil: mantener un equilibrio entre la salud pública y la economía nacional es algo ya de por sí complicado; hacerlo además en el escenario mexicano, en medio de un clima de creciente violencia y descomposición social, con la credibilidad institucional por los suelos, era para verdaderos titanes de la política.
Pero el problema sigue estando en que la esperanza se pone, toda, en un solo individuo. Si ese individuo además está endiosado consigo mismo, es incapaz de escuchar y termina peleado con todos los que podrían contribuir a mejorar la situación, peor.
Si algo debemos aprender de la pandemia es que necesitamos la acción coordinada de distintos actores. El gran error del gobierno federal fue que, en lugar de sumar, restó. Por eso seremos el país de la OCDE con la caída del PIB más elevada. Y no, el millón 300 mil ciudadanos que se queden sin empleo, más los otros dos millones que ya estaban sin empleo previo a la pandemia no serán felices; por más “becas” que les den; porque la realización de los seres humanos requiere del trabajo.
La recuperación será lenta y difícil, pero puede lograrse en la medida en que, los que sí queremos que México esté mejor, nos apliquemos a nuestras tareas. Por ejemplo, gracias al apoyo de muchos torreonenses, hemos logrado salvar cientos de changarros. Sigamos trabajando y contagiemos a otros de la certeza de que, juntos, nos vamos a recuperar.
@marcelotorresc