Finalmente, y contra todo pronóstico, ganó Trump. Sin duda el episodio merece muchas reflexiones. Las encuestas volvieron a fallar de cabo a rabo, víctimas de una estrategia ciudadana empeñada en ocultar cada vez más, por alguna extraña razón, sus preferencias.
Volvió a triunfar el voto inesperado y aparentemente irracional, como el “sí” al continuismo de las hostilidades contra las FARC en Colombia; ganó otra vez el sufragio globalifóbico y populista, como el que sacó a Reino Unido de la Comunidad Europea. Al optar por una alternativa diferente al Establishment, la ciudadanía muestra que está dejando de lado su aversión natural al riesgo y al cambio.
Por quinta ocasión llega a la Casa Blanca el candidato que no conquistó la mayoría ciudadana, poniendo en evidencia el agotamiento del sistema electoral norteamericano.
¿Qué pasará ahora? Esa es la gran interrogante. Las preocupaciones van desde lo pragmático, como la cancelación de acuerdos comerciales importantes; hasta lo fantástico, como la detonación de la Tercera Guerra Mundial; pasando por lo mundano, como la construcción del multicitado muro y las deportaciones, ya existentes en demasía.
Aparte de la volatilidad temporal contagiada a los mercados, el principal riesgo es un resurgimiento de la xenofobia y el odio racial, que tanta violencia han generado en nuestro vecino del Norte. De ahí en fuera no va a suceder gran cosa. Estados Unidos es un país de instituciones, no de caudillos. La fuerza inercial del aparato hace imposible virajes pronunciados sin descarrilar la locomotora capitalista.
Quizá no nos vaya a ir tan mal a los mexicanos como pensamos. Tal vez era el acicate que necesitábamos como país. Hernán Cortez quemó sus naves para evitar que sus soldados estuvieran pensando en la posibilidad de regresar. Gracias a eso, fue posible la Conquista del Nuevo Mundo.
Tal vez si creemos que nuestras fronteras se cerrarán, en términos comerciales y migratorios, despertemos nuestro emprendimiento aletargado y talento subutilizado, y de una vez por todas demostremos de lo que somos capaces los mexicanos cuando nos lo proponemos.
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