La mentalidad de la escasez 2.0

Probablemente se pueda comparar el síndrome de la mentalidad de la escasez con la mentalidad perdedora o pesimista. En México (y en otros países en vías de desarrollo) se ha vuelto una ley el culpar a la falta de recursos o falta de cualquier cosa de los problemas y las derrotas.

Aunque el recurso más mencionado es el dinero, en realidad podemos encontrar todo tipo de expresiones que hablan de escasez. Nos faltaron ganas, nos faltó actitud, nos faltó planeación, nos faltó prevención, nos faltó preparación, nos faltó equipo, nos faltó gente, nos faltó dinero, nos faltó apoyo, nos faltó inteligencia, nos faltó audacia, nos faltó honradez…nos faltó, nos faltó, nos faltó.

Me da la impresión de que este tema tiene material como para un estudio sociológico completo del porqué la “cultura de la escasez” nos ha metido en un círculo vicioso que sólo genera más escasez. En las siguientes líneas quiero compartir con ustedes una reflexión simple de lo que me parece un mal generalizado, que por más justificado que esté, parece hundirnos más y más en lo que parecen arenas movedizas. Aunque nadie quiere que las cosas sean escasas, especialmente las buenas, no podemos dejar de auto programarnos para más escasez. Es como si nuestra memoria tuviera un chip programado con la palabra y el concepto de escasez, el cual no nos deja pensar en abundancia. Por ello, pienso yo, nuestras metas son cortas o sencillas y no somos agresivos a la hora de buscar objetivos. Este síndrome se repite en todas las esferas de la vida del país y aunque estoy seguro de que México no es el único país que sufre de este mal, no me consuela el famoso “mal de muchos…”.

Así, podemos dar una ojeada a declaraciones recientes de personajes reconocidos a nivel nacional y nos topamos con que alguien se queja de la falta de algo. Generalmente puede interpretarse como una excusa, más que como un análisis, lo que hace difícil saber con certeza en dónde está la verdadera escasez y en dónde la escasez se usa como pretexto. No hace mucho veíamos como no sólo los políticos o los deportistas, sino muchos mexicanos culpaban a la falta de recursos de los mediocres resultados olímpicos. También en semanas recientes hemos podido escuchar declaraciones que hablan de pobres resultados en PEMEX por falta de recursos para exploración (lo cual es ridículo ya que el precio del petróleo está en niveles récord), de mal servicio en hospitales públicos por falta de recursos, de falta de escuelas, vialidades, seguridad e infraestructura por escasez de recursos. Todo mundo tiene una escasez que declarar y, debemos aceptarlo, es muy probable que esa escasez sea real. Si llevamos el tema a nivel nacional, nos daremos cuenta de que ni el país ni el gobierno son pobres, sin embargo, nuestros políticos parecen no completar con nada y ante esta situación se acaba repartiendo el pastel en muchas rebanadas que no permiten romper el círculo vicioso y mantienen a todos los destinatarios de las rebanadas sumidos en la escasez permanente.

Tener que trabajar con escasez de recursos es un principio básico de la ciencia económica. De hecho, la definición de economía se refiere a la satisfacción de necesidades ilimitadas con recursos limitados (y por ende escasos). Aquí es donde entran las decisiones de quienes administran los recursos y es donde se supone que la política (y los políticos) debe ser capaz de identificar esos proyectos, iniciativas o acciones que más eficientemente utilicen los recursos (toda decisión en la economía tiene un costo de oportunidad; se elige un bien por encima de otro). No podemos vivir en un país donde los políticos están desconectados de la economía, aunque mucho han insistido los políticos que son los economistas quienes no deben vivir desconectados de la política. Si a mí me preguntan, me parece mucho más relevante tener a nuestros políticos debidamente alineados con los principios económicos, de otra forma sus decisiones difícilmente lograrán maximizar el uso de esos recursos escasos. El problema es que muchos de esos políticos lo saben, pero insisten en desviar la atención para lavarse las manos de sus decisiones. Con lo anterior, quiero sugerir que seguiremos hundidos en el círculo vicioso de la escasez mientras nuestros políticos no se den cuenta de que en el corto plazo no hay suficientes recursos para satisfacer todas las necesidades y lo que deben procurar es romper el círculo vicioso de la escasez con decisiones congruentes con el bien común en el mediano y largo plazo. Destinar recursos a programas “sociales” que no hacen sino regalar dinero (poco dinero por familia) y ejercer un presupuesto políticamente correcto, es desperdiciar la oportunidad de romper el círculo. Los programas sociales deben tener un análisis económico y financiero que los respalde, de manera que sean efectivos y en el mediano plazo nos lleven a romper el círculo de escasez que además no resuelve el problema de la pobreza.

No es lo mismo, regalar $100 pesos a adultos mayores, que establecer un programa de micro créditos que permita a familias tener la oportunidad de generar riqueza. Lo primero es insostenible; lo segundo es la apuesta correcta. De algún lado tiene que salir el dinero y muchos de nuestros políticos solamente son buenos para gastarlo y a veces despilfarrarlo. No hagamos como que no lo vemos.

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