…Los trabajadores académicos (los maestros) marchan hoy por las calles de Saltillo y lo harán en todas las ciudades donde tienen presencia, para protestar por la indolencia del gobierno. La indiferencia que la deja morir.
Yo puedo defender mi Alma Mater, con honor y con vehemencia, porque yo si me recibí de ella (ahí está mi título y la cédula profesional ,que lo avalan). Y lo digo sin ambages, por aquellos que juegan con el destino de las universidades y escuelas de Coahuila, porque ellos no tienen ningún arraigo en ninguna y son, para ellos (para él), carne de cañón (distractores políticos). Sí amigos, soy orgulloso egresado de esta insigne universidad (luego seguí estudiando otras cosas, otros postgrados, pero, el sello de La Narro, me ha marcado indeleblemente).
Los egresados de acá, siempre siguen estudiando; tantos son maestros investigadores y publican libros y ganan premios… para su escuela. Pero el serlo (egresado) no implica callar infamias y voltear a otro lado cuando, como ahora, se distrae la lealtad y la obligación universitarias, para ser cómplice de los enemigos del Magisterio y los verdugos de la universidad.
La Narro tiene historia que la hace grande. La Narro tiene exalumnos, exdirectores, ex rectores, personajes que fueron maestros, trabajadores y alumnos, muy destacados, que han contribuido a su buen nombre internacional. Sus benefactores, como don Antonio Narro, fueron visionarios e impulsores de la educación agropecuaria, mexicanos que se distinguieron por su desprendimiento, en aras del campo nacional. La Narro no es otra cosa que su gente (los honestos, los leales).
La Narro marcha hoy por las calles de Saltillo, porque está herida (grita libertad, grita autonomía, grita salud y pensiones; grita auditorias y administraciones comprometidas). Y puede marchar La Narro (del verbo, desaparecer como universidad), porque quienes, sentados en sus cómodas sillas ejecutivas en las ostentosas oficinas de la SAGARPA y de Hacienda (ofensivas para el jodido campo mexicano), ven con desdén el destino de una universidad, una que les es desconocida. La Narro se federalizó (aun con ello, su autonomía es sagrada).
Los políticos defeños, acaso conocen Chapingo, una universidad, que les queda cerca, está en Texcoco. De la prestigiada Chapingo, hay tantas historias agradables, como las canciones que el gran Álvaro Carrillo escribía en sus pupitres (entre clase y clase), inéditas obras que luego vieron la luz. Carrillo Alarcón, un modesto muchacho, venía de Oaxaca, luego fue a la Normal de Ayotzinapa, para más tarde ir a Chapingo a estudiar agronomía. Por eso; por ellos, (por él), es grande Chapingo.
¡Así La Narro, es grande por su gente!.
En once años de Moreirato, se quebró al Magisterio de Coahuila. Los fondos de pensiones se esfumaron. Los rectores de las universidades públicas y los secretarios generales de las secciones magisteriales y de los trabajadores del estado y de algunos municipios grandes, no aportaron al fondo de pensiones. Fondos saqueados y no hacer aportaciones al Fondo (y para ello están las cuotas millonarias de los maestros), han propiciado una quiebra estrepitosa.
En este sexenio, se fabrica una ley aviesa, que pretende quitar la obligación del gobierno estatal con las garantías sociales, en especial, con las pensiones y la salud de los trabajadores de la educación (la “Ley Moreira”). Los maestros se ampararon y van ganado instancias. Los efectos de la ley Moreira, se van congelando. Aun así, Rubén Moreira deja morir a los maestros por falta de salud y de pensiones. (Un maestro llegó de urgencia hace unas semanas a la Clínica del Magisterio, un hombre de 40 años murió ahí, por falta de oxígeno y de dilatadores pulmonares. No hay en la Clínica lo básico ¿debió ir a la Cruz Roja?
Los trabajadores académicos emplazaron vía su SUTAUAAAN, y el 16 de febrero estalló la huelga. Extrañamente, un rector (Jesús Valenzuela García) que es doctorado, que es ex basquetbolista y que parecía un lagunero simple, humano y gentil; ahora voltea la cara a su gremio, a su universidad y abandona a su base para irse a apoyar al gobernador, en su firme postura de desconocer las garantías sociales del Magisterio. (Ni una propuesta sensata ante el Contrato Colectivo, nada de las auditorías. Apoyo al gobierno en el NO A LAS PENSIONES Y LA SALUD).
Humberto y Rubén Moreira (gobiernos continuados y cómplices), y Carlos Ariel Moreira, vía el control político y gansteril del Magisterio (ha presidido la 38 y la V, los actuales dirigentes, son su ex chofer y su esbirro). Quebraron al gremio y ahora, lo ignoran. Jorge Galo Medina (ex Presidente del PRI) y Eladio Cornejo (del estado de Hidalgo, ¿les suena?), son los dos ex rectores de La Narro, de ese período. Chema Fraustro y Jesús Ochoa, ex rectores de la UAdeC. Secretarios de educación y finanzas: Chema Fraustro, Chuy Ochoa e Ismael Ramos (cuñados y actuales), Jorge Torres, Javier Villarreal. Y faltan otros, pero estos nombres dan “mucha luz”.
La Narro está en peligro. Puede desaparecer (ser cerrada por conflictiva, costosa, malversada y quebrada) y el rector abrió la puerta para ello. La Narro se contamina por la violación a la autonomía universitaria y sindical, por el gobernador Moreira, y el rector es responsable. Un juego malabar el de Valenzuela.
Hoy los maestros asumen su tarea fundamental, dar ejemplo a sus alumnos: ejemplo de exigir justicia, de defender su dignidad y derechos, de no solapar autoridades que engañan y socavan a su pueblo. De defender la educación digna.
No solo en el salón se enseña ¡Larga vida a La Narro!